lunes, 2 de marzo de 2015

ANTICIPO EXCLUSIVO. Gabriel Lombardi. "La libertad en psicoanálisis", con Prefacio de Luciano Lutereau (Paidós, de próxima aparición)



Prefacio, por Luciano Lutereau

Cuando en 1972 se le preguntaba a Lacan si bajo el auspicio del psicoanálisis no había una represión de la libertad, sonriendo, éste respondía lo siguiente: “Sí... estos términos me hacen reír. Sí... Yo no hablo jamás de la libertad”. Con anterioridad, aunque en sentido convergente con esta aparente depreciación de la libertad, en una entrevista concedida a P. Caruso –a raíz de la publicación de los Escritos, en noviembre de 1966– Lacan afirmaba, respecto de la descripción sartreana de la libertad: “Desde el punto de vista clínico, sería muy fácil demostrar que todo esto es sencillamente falso”.
Estas referencias parecieran servir, de modo flagrante, para deponer cualquier intento de localizar un interés del psicoanálisis lacaniano por la libertad. Incluso, podría advertirse que el término “libertad” –en tanto concepto ético-filosófico– es radicalmente ajeno respecto de lo denotado por otros términos estrictamente psicoanalíticos como los de “síntoma”, “transferencia”, “pulsión”. En sentido amplio –y esto es lo que demuestra un seminario como La ética del psicoanálisis (1959-60)–, si la pregunta por el acto en un psicoanálisis declina en la posición del sujeto en relación al deseo (y el goce), qué lugar podría haber para la elección, en esta encrucijada, que no sea la de asumir ciertas condiciones eróticas? 
Por lo tanto, la libertad no sería stricto sensu un problema para el psicoanálisis. Teóricamente, porque obligaría al psicoanalista a una incursión en el terreno filosófico, con el consabido temor freudiano de adoptar una actitud especulativa. En la práctica clínica, porque el análisis no avanza en la vía de la indeterminación del sujeto, sino hacia una mayor determinación de sus condiciones de satisfacción, para que en ellas pueda proponerse como deseante. Sin embargo, ¿quiere decir esto que debemos proscribir la libertad de las cuestiones que importan a un psicoanalista? En todo caso, que el psicoanálisis no se comprometa con discurso enfático de la libertad –o de la liberación– no quiere decir que deseche un margen de libertad posible como una coordenada capital para la determinación del acto en el análisis. 

Desde hace unos años, Gabriel Lombardi ha venido planteando esta cuestión en varios artículos, al introducir la noción de “momento electivo”. Podría decirse que un momento electivo, para el psicoanálisis, es una coyuntura en la que se actualiza cierto margen de libertad, que, sin embargo, debe ser distinguido de la elección propia de la alternativa (o esto o lo otro). Por eso, un primero modelo introducido para pensar la elección en psicoanálisis es la “elección forzada” (resumida en situaciones del tipo la bolsa o la vida). No obstante, no es este el único modelo propuesto para el momento electivo, ya que también podría considerarse la posibilidad de una elección de separación, tal como ésta es conceptualizada en el escrito que resulta de la intervención de Lacan en el Coloquio de Bonneval, “Posición del inconsciente” (1964).
Por esta vía es que podría reintroducirse en el psicoanálisis la cuestión de la libertad y, por ejemplo, recordar ciertas afirmaciones tempranas de Lacan como, por ejemplo, en el artículo “Acerca de la causalidad psíquica” (1946), cuando a propósito de la libertad del loco, sostenía el caso de una “insondable decisión del ser en la que éste comprende o desconoce su liberación”. Sin embargo, cabría reconocer que este derrotero no permite avanzar demasiado, al menos si se trata de cernir con cierta precisión de qué tipo de libertad se trata en este punto: ¿se trata de concebir la libertad de separación como un tipo de libertad de indiferencia? ¿La separación es el mero rechazo de una elección forzada? ¿Cuál es la relación entre elección y libre albedrío? 
He aquí los problemas sobre los que avanza este libro, que fue escrito a instancias de diversas intervenciones coyunturales; dicho de otro modo, se trata de la “puesta en acto” de un libro, una escritura performativa.

La cuestión del acto (el acto en cuestión) es el núcleo de la enseñanza de Gabriel Lombardi. Desde Los infortunios del acto analítico hasta la publicación de su tesis de doctorado Clínica y lógica de la autorreferencia, Lombardi transmite menos un saber que lo resta a toda pretensión teorizante. En este punto, recuerda a Lacan cuando en el seminario Problemas cruciales para el psicoanálisis despreciaba cualquier definición del inconsciente que no diera cuenta de la apertura y el cierre del mismo.
Por lo tanto, el lector no encontrará en estas páginas un concepto de libertad, una aplicación del psicoanálisis a la filosofía o una filosofía psicoanalítica, sino la delimitación perfecta de las coordenadas en que la experiencia analítica requiere subvertir el problema de la elección. Ya no se tratará de pensar quién elige o una deliberación aristotélica; Lombardi tampoco piensa el acto en una dimensión solemne, sino a través de la complicidad del ser hablante con el azar. Este último será el punto de llegada, interés actual de uno de los escritores más lúcidos del psicoanálisis de nuestro tiempo. A partir del problema de la libertad, habremos de llegar al saldo que representan las preguntas por el trauma, lo “tíquico”, las pasiones, etc. 

Sigo la escritura y la enseñanza de Lombardi desde mi inicio en el psicoanálisis. En esta ocasión volví a ser su editor. Y descubrí lo que retorna al mismo lugar: cuando uno lo alcanza, él ya no está ahí.


Luciano Lutereau
Buenos Aires, octubre de 2014