viernes, 1 de julio de 2011

PABLO PEUSNER. "Dos señalamientos de Jacques Lacan sobre la función del dinero en psicoanálisis"

En asuntos de dinero

no puedo tener miramiento alguno[1].

J. Lacan

El 21 de mayo de 1971, la Escuela Freudiana de París celebraba su congreso anual en Aix-en Provence con el tema de “La técnica psicoanalítica”. Entre los trabajos presentados se encontraba el de Paul Mathis titulado “Puntuaciones sobre la función del dinero en la técnica analítica”. Como de costumbre, Lacan participó activamente en la discusión posterior y realizó un comentario no muy extenso que fue más tarde recogido en las Lettres de l’École freudienne nº 9, de 1972 (pp. 195-205)[2].

No hace falta conocer el texto de Mathis para comprender el sentido de los señalamientos de Lacan. Lo curioso es que lo encontramos allí hablando del dinero, y ofreciendo algunas pistas para que en tanto psicoanalistas reflexionemos sobre una problemática en la que –según decía Freud– “coparticipan poderosos factores sexuales”[3].

En primer lugar, Lacan rectifica una de las ideas desarrolladas por Mathis en su intervención: no es un precepto universal que una de las modalidades de la educación del niño consista en “separar muy cuidadosamente la manipulación del dinero de lo que concierne a su deseo”[4]. Pero además, afirma: “hay zonas sociales en las que niño aprende pronto a manipular el dinero y a conocer su valor. El niño es capaz de saber muy pronto que el dinero no es simplemente algo que se recibe de manera dosificada por el deseo materno. Creo que se puede enunciar otra ley. (...) La separación del dominio de la formación del deseo con el aparato del dinero, está muy localmente designado en la sociedad”[5]. Probablemente los psicoanalistas que no retrocedemos ante los niños podamos extraer de esta idea algún tipo de indicación táctica a la hora de diseñar nuestro dispositivo de trabajo...

La segunda línea que Lacan introduce en su intervención se inicia con la inscripción de la práctica del psicoanalista en el marco de las llamadas profesiones liberales. Lo que resulta curioso es el modo en que las caracteriza: “La profesión liberal está muy exactamente y únicamente definida por lo siguiente: ella está instituida por un desconocimiento sistemático de la función del dinero”[6]. El contexto de sus palabras permite suponer que la profesión liberal no se reduce solamente a un intercambio de dinero por un servicio –tal como se deduciría de una lógica capitalista de mercado–. Sabemos que en el marco de las reflexiones freudianas acerca del dinero en el texto de “La iniciación de tratamiento”, siempre estuvo muy presente la idea de que los honorarios que percibe el psicoanalista son su medio de vida; y si bien Freud no ignoró las articulaciones entre el dinero y los factores sexuales que participan de un análisis, se ocupó de los aspectos teóricos de dicha articulación del lado del paciente.

El cuestionamiento de Lacan al desconocimiento de la función del dinero por parte de quienes ejercemos profesiones liberales es retomado tres veces a lo largo de su intervención. Promediando su desarrollo y casi al pasar, introduce la herramienta conceptual del momento: los cuatro discursos. Y en ocasión de hablar de uno de ellos, afirma: “subrayé que seguramente no hubiera sido tan fácilmente propuesto un grafo tal, puesto que en suma se trata de un grafo...”[7]. Efectivamente, y aquí Lacan lo dice con todas las letras, los discursos tienen estructura de grafo[8] –esencialmente, a partir de su reescritura como tetraedros orientados privados de una arista–. Y es echando mano al dispositivo de los discursos, a los términos que los componen y a los lugares que adjudica, que Lacan ofrece una opción para pensar la posición del dinero en el análisis. Cito:

Pienso que es totalmente imposible decir alguna cosa acerca de la función del dinero sin preguntarse masivamente en principio si el dinero está en el lugar mismo del analista, si es identificable con ese objeto a y si el discurso del analista está especificado por ese lugar, arriba y a la izquierda que ocupa el analista[9].

La sugerencia resulta valiosa, puesto que si se tratara del discurso capitalista, el lugar del agente estaría ocupado por el sujeto barrado. Pero desde el momento en que Lacan sugiere al dinero en el lugar que es el del objeto a en el discurso analítico, se inaugura una lógica distinta, calificable de anticapitalista. El paciente no es un cliente al que debe satisfacerse, puesto que –como suele decirse en el mundo del intercambio de bienes y servicios– siempre tiene la razón. En el caso del analizante, esa lógica no puede aplicarse.

Este breve escrito no tiene por función profundizar en las consecuencias de tales ideas a la hora de conceptualizar la función del dinero en el psicoanálisis, pero sí rescatar un texto que no es de los más conocidos y citados cuando se abordan este tipo de problemas, pero que podría aportar alguna luz a la discusión. Es una fuente más, otra, para refrendar aquella idea que anima nuestra tarea: liber enim, librum aperit...



[1] Carta a Pierre Martin, del 18 de junio de 1974. Incluida en Pierre Martin, Argent et psychanalyse, Navarin, Paris, 1984, pp. 198. Esta línea retoma palabras de Freud en La interpretación de los sueños, Cap. IV, parte 3.

[2] El texto, cuyo título completo es Interventions sur l’exposé de P. Mathis: “Remarques sur la fonction de l’argent dans la technique analytique” au Congrès de l’École freudienne de Paris sur « La technique psychanalytique », está también incluido en el archivo Pas-tout Lacan, disponible en la página web de la École Lacanienne de Psychanalyse: www.ecole-lacanienne.net/pastoutlacan70.php

[3] Freud, S. “Sobre la iniciación del tratamiento” (1913), en Obras Completas, Amorrortu editores, Bs.As., varias ediciones, Volumen XII, p. 132.

[4] Lacan, J. Interventions sur l’exposé de P. Mathis…, Óp. Cit. p. 195 [Traducción personal].

[5] Ibíd. p. 195-196.

[6] Ibíd. p. 196.

[7] Ibíd. p. 202.

[8] Para desarrollos y consecuencias de esta afirmación, véase Darmon, Marc. Ensayos acerca de la topología lacaniana, Letra Viva, Bs.As., 2008, Cap. X.; y Peusner, Pablo. El niño y el Otro, Letra Viva, Bs.As., 2008.

[9] Lacan, J. Interventions sur l’exposé de P. Mathis…, Óp. Cit. p. 205