martes, 16 de marzo de 2010

Antonio Machón. "Los dibujos de los niños" (Ed. Cátedra, 2010)



El interés por el dibujo infantil surge a finales del siglo XIX, cuando los presupuestos creativos renacentistas parecían haber tocado fondo, la antropología indagaba en los orígenes del hombre y la psicología comenzaba a considerar la infancia como un periodo de la vida con entidad propia interesándose por el estudio del niño, de sus facultades y su comportamiento. Artistas como Gauguin, Picasso, Klee o Miró, tratando de encontrar nuevos caminos a la creación artística, volvieron su mirada hacia las formas del primitivismo y allí se encontraron con las creaciones infantiles, con esa frescura y originalidad perdidas en las que fundamentar su actitud renovadora ante el nuevo siglo y en las que se inspirarán otros muchos artistas posteriores. Es en este contexto cultural donde tienen lugar los primeros estudios sobre el dibujo del niño.

Pero, a lo largo de los más de 100 años transcurridos, son escasos los autores que investigaron en los orígenes de la creatividad infantil. En la mayoría de los casos, los estudios se inician en el momento en el que el niño se encuentra en plena representación figurativa (entre los 5-6 años).

Antonio Machón, desde su doble condición de coleccionista e impulsor apasionado de la creación artística contemporánea (desde 1973 dirige su galería de arte) y de profesor de educación artística de las Universidades de Valladolid y Madrid, basándose en la observación directa a lo largo de más de 35 años y en rigurosos estudios de campo, realiza en este volumen una minuciosa investigación del desarrollo gráfico del niño de 1 a 7 años. Centra su atención en los primeros cuatro años de la vida y estudia el nacimiento y desarrollo tanto de los procesos formales como los representacionales así como la disposición de ambos en los ámbitos cognitivos y expresivos (emocionales y afectivos). Muestra, paso a paso, el desarrollo del garabateo y el nacimiento de las formas demostrando que el dibujo es, ante todo, una manifestación del desarrollo cognitivo del niño. Presenta los procesos de la simbolización gráfica, algo de lo que tanto se habla y nunca se explica, de forma sencilla y clarificadora, demostrando que la intervención de la función simbólica constituye la condición sine quanon para el acceso del niño a una posterior representación figurativa natural y significativa.