sábado, 29 de noviembre de 2008

Alejandro Ércoli. "Cómo meter a Lacan y a Foucault en la cárcel" (4ªclase, primera parte)


Caso clínico de atención intramuros: ¿un anormal, un monstruo?

En esta última clase voy a retomar material clínico, en principio el caso cedido gentilmente por la Licenciada Maria Laura Valente.
A riesgo de resultar un poco detallista, les recuerdo que este caso refleja las coordenadas que comandan la atención intramuros. Paso a describir la escena intramuros, para lograr ocuparse de la tarea de atención clínica, el analista cruza unas cuantas rejas, se ocupa de buscar un espacio de atención, esto es cualquier ambiente que permita tener una entrevista sin ser escuchados por otros. Cada entrevista exige pasar por dicho ritual, y a veces por falta de un lugar apto la entrevista se pospone. Es cierto que las unidades carcelarias cuentan con oficinas y algunos consultorios, pero lo usual dada la cantidad de trabajo es que resulten insuficientes. Para llevarlos al ojo de la tormenta, les cuento que además si algún requerimiento institucional se superpone o como decía no hay sitio disponible, las explicaciones al paciente las da el analista. Hago mención de estas circunstancias para exponer las condiciones institucionales que sujetan a todos los individuos, tanto quienes trabajan allí como los internos. Un último detalle, en muchas oportunidades si el interno a entrevistar no es acompañado por un guardia hasta el consultorio, esta función de custodia, la cubre el analista.
El material está divido en tres momentos que la Lic.Valente fijó para la transmisión. A continuación expongo el caso tal como me fue enviado:

Primer momento:
Comienzo a atender a P, de 26 años, cuando ingresa a la admisión del tratamiento.
Como una actividad profesional “habitual” en la institución, se indaga sobre el inicio de su adicción y de su conducta delictiva. En algunas ocasiones, el hecho de priorizar preguntar sobre estas cuestiones termina orientando los tratamientos hacia una solidificación de procesos identificatorios al significante adicto o “chorro”, sin tener en cuenta la importancia de leer las coordenadas subjetivas en las cuales se produce cierta sintomatología. Otra situación devastadora a nivel subjetivo, sucede cuando se toma la adicción como el síntoma, como la pregunta del sujeto, pero con la lógica del “para todos”, perdiéndose de vista la particularidad del sujeto y del lazo que se genere con ese otro en posición de analista.
Al empezar a preguntar por su familia, P aportó, lo que luego pude leer como una pieza importante para comenzar a formalizar su posición subjetiva. En la primera entrevista me dice “mi mamá me trata como un bebé”. Durante esos primeros encuentros manifiesta “Yo tenía todo en mi casa. Yo me acostaba con mi mamá. Yo la amo a mi mamita. Soy muy pegado a mi mamá”.
En algún momento comienzo a preguntarle por su padre, ya que era notorio la ausencia de referencia del mismo en el discurso del paciente. Encuentra grandes dificultades para decir algo de su padre, hasta que en un momento P brinda un elemento: se llama igual que su papá. Ambos comparten nombre, apellido y otras cosas…
Constantemente retorna el tema de su madre y los dichos de ella. En una visita ella le manifiesta: “Conformate conmigo. Conmigo te vasta y te sobra”.


Segundo momento:
Una situación se convierte en acontecimiento para el paciente: “descubre” que su madre está embarazada. Lo descubre en tanto que su familia no quiere decírselo. Como era de esperar, P se enoja muchísimo con su madre y con su padre. Al abordar esta cuestión en las entrevistas surgen las justificaciones desde la instancia yoica, como ser que la madre era bastante grande y que este embarazo podía ser riesgoso. En mis hipótesis era otro el argumento que comandaba esta escena.
Fue un momento difícil del tratamiento, pero esto habilitó la relación transferencial. Fue necesario poder escuchar y comenzar a poner en relación todos los datos que P iba aportando, así como también ser muy cauta en las intervenciones. Podría decirse que en los primeros momentos ocupé el lugar del testigo, permitiéndome no quedar en serie con esa madre.


Tercer momento:
Es el momento en el que a partir de una intervención, se comienza a hablar sobre la dificultad para relacionarse con otras mujeres que no sean su madre. Se da el lugar a hablar sobre aquellas otras mujeres, sobre lo nuevo. Cada vez que alguna mujer venía a visitar a P a la cárcel, él sentía que debía pedir disculpas a su madre, ya que era una falta de respeto y la prioridad siempre la tenía ella. Y era la madre quien se encargaba de dar cuenta de los defectos que estas mujeres portaban.
Paulatinamente se fue formalizando una pregunta que era particular para él. Más allá de tener en cuenta las coordenadas vinculadas a la eclosión de su adicción a sustancias tóxicas, éste tema se relativizó y se puso en relación a la dificultad que encuentra para poder vincularse con otras mujeres que no sean su madre. El paciente ha comenzado a preguntarse si esta dificultad tiene alguna relación con el vínculo “tan especial” que mantiene con su madre. Lo que hasta el momento era “su realidad”, comienza a ponerse en cuestión. El supuesto “paraíso” encontrado en la relación con su madre comienza a molestarle y a retornarle con cierta extrañeza (¿la de lo siniestro?).
¿Alguna pieza de su posición habrá comenzado a moverse? Y de ser así, lo habilitará a dejar de acostarse con su madre en cuanto a su posición en el discurso?

María Laura Valente


Para señalar algunas ideas vinculadas a este material, voy a respetar los tres momentos propuestos por Maria Laura.
Vayamos sobre el premier momento, la entrevista se origina en un pedido institucional. Como se trata de una unidad carcelaria que pretende ofertar asistencia psicológica a internos con problemas de adicción a las drogas, se los entrevista a todos (inicialmente se pretendió crear una unidad carcelaria que opere como una comunidad terapéutica). Esto significa que cualquier interno que sea derivado a dicha cárcel, sabe que va recibir atención psicológica. Obviamente no todos los que llegan a esa unidad, quieren analizarse, más bien es un destino institucional que les otorga algunos beneficios. Pueden alojarse allí para ser mejor vistos por el juzgado, o para vivir en condiciones mas reguladas que en otros penales. Entonces observen que la analista al inicio pone la “cosa institucional” como parte del material. Este dato es muy valioso, porque como decíamos la cárcel en tanto dispositivo, tiende a un control de todos sus miembros. Podríamos compararlo con la peste, esto es: existe la peste –un mal- que afecta a todos, de manera directa o en potencia. Por lo tanto lo que sigue es controlar a “todos”, de forma permanente, e informar sobre los apestados y los que aún no lo están. Estas palabras que se refieren a lo que exige la institución, revelan que esto es parte del material, y en todo caso hay una advertencia de la analista.
Entonces avanzando, Maria Laura escucha y lee, lo que P dice. Primero no lo lleva a asumir un estado de enfermedad o déficit, de hecho atrapa algo en el texto de P , algo que para él es habitual la relación con su madre. Vean la maniobra, en lugar de realizar un interrogatorio sobre su adicción o el delito, que es lo que interesa a la institución y al discurso jurídico, lo pone a hablar de la familia. En términos de Lacan diría que le esta preguntando por el Otro, cuestión fundamental para calcular el sujeto del inconciente. En esa relación sujeto Otro, ella recorta algo: lo que él dice de la madre y lo que la madre le demanda. Además señala la posición del padre en tanto Otro. Fíjense el despegue de lo institucional: en una entrevista comandada al inicio por un dispositivo de poder, la analista lee toda la escena pone en la cuenta lo institucional y continua, ¿cómo? pidiéndole que hable. No tomó el camino de negarse a entrevistar, o pelearse con el sistema, hizo de los discursos en juego un texto para leer, estando muy atenta a lo que P dice.

Pasemos al segundo momento: este segundo momento es posible por la maniobra de inicio en el caso. Como decíamos lo puso a hablar y sucedió algo. Ya hay un asunto familiar en juego, la madre se nombra como suficiente para él, el padre está pero no interviene, al menos regulando a la madre. Del padre solo cuenta con el nombre. A esto se suma el embarazo de la madre, que pareciera uno de los modos de hacer entrar al padre, y la reacción de enojo de P. Aquí Maria Laura señala un acontecimiento. Ampliemos la cuestión, ella lo pone a hablar, y en esa charla aparecen cuestiones familiares, podríamos pensar el lugar que tiene él en relación a sus padres. A partir de que algo de esto se recorta en el texto de P, se pone en forma una singularidad de su familia, y necesariamente la transferencia. De aquí en adelante paciente y analista tienen un asunto del cual hablar.

Tercer momento: El caso esta en marcha. Atentos a los momentos propuestos, el punto de partida es de una entrevista obligada, vinculada a lo jurídico, de la cual se podría esperar una solución y un diagnóstico, en cambio, se le pide que hable y de lo cuenta surge que P tiene problemas para relacionarse con las mujeres. P, está más interesado en hablar de aquello que en la relación con las mujeres se le dificulta, que en las drogas o el delito. Si algo hace a la posición del analista es el deseo, retomo esto porque las coordenadas de inicio estaban dadas para que Maria Laura se ubique como experto en conductas adictivas y delictivas orientando y clasificando. Ella eligió otra vía, en principio ponerlo a hablar, de allí surgió una cuestión que para P evidentemente es un problema, y se lo dirigió a la analista. El caso como decía va muy bien, y observen como el problema es otro distinto a un déficit de la personalidad. Habrá que establecer como el consumo de drogas o el encierro se relacionan con este “problema” descubierto en transferencia.
Es diferente plantear el delito como un problema individual a solucionar para decirlo en lacaniano ortodoxo, que hay goce del cual se tiene hacer responsable y seguir por una rectificación; que pensar al delito determinado por la elección hecha respecto de los significantes su Otro y que además esto, está cifrado. Si leemos al delito en la relación sujeto Otro, podemos entonces dar lugar a, lo que alguien desea, que problemas tiene, como quiere arreglarse con lo que aquello que lo afecta etc. Sino consideramos la immixión entre sujeto y Otro, no hay modo de revisar que sucede con el lazo social. Tomar al individuo aislado, es como cercar deseo y goce sobre la persona, y no pasar al modo de relación.
Bueno volviendo sobre el planteo de Foucault, como hacen para ubicar en el caso P a un anormal, un monstruo, o alguien a corregir. Cual es la anormalidad en el asunto del análisis de P. Vayamos a las pericias que relata Foucault, imaginen una pericia de P, jurídicamente es un delincuente y un drogadicto, a partir de sus actos (donde el informe tiende a confirmar la personalidad monstruosa). Seguramente si propongo las categorías de labilidad yoica, déficit en la simbolización, actuador o impulsivo, fallas en la constitución familiar, etc. seguro que acierto y nunca lo atendí. En otras palabras responder a lo que pide el discurso jurídico bajo la forma de las instituciones, no admite interrogar el deseo. Escuchar atentamente, lo que un hablante ser dirige a otro hablante ser, es la condición para que algo de lo inconciente advenga, creo que esto es lo ha comenzado a suceder en el material que Maria Laura decidió compartir.

viernes, 28 de noviembre de 2008

NOVEDAD. François Jullien. "La urdimbre y la trama" (Lo canónico, lo imaginario y el orden del texto en China) Katz, Bs.As.2008

La civilización china no es una civilización de la palabra que confiere un sentido (la Biblia), ni del discurso (logos) que articulaconstrucciones teóricas por medio de su sintaxis. China tampoco es una tierra de Revelación, en la que primaría el mensaje y crecería la Promesa, ni de ella se espera que articule dialécticamente las formas y los géneros. La civilización china es fundamentalmente una civilización del texto, de un texto que muestra su trazado y es en sí mismo un tejido continuo.Así lo indica la palabra 'wen', que significa cultura, civilización, texto, ideograma, y que está compuesta por un cruzamiento de trazos. En el país de la seda, dice François Jullien, la "urdimbre" y la "trama" son las coordenadas del texto chino. A partir de la "urdimbre" del texto canónico y de la "trama" del imaginario, François Jullien establece un "orden" del texto en China -a semejanza de lo que Michel Foucault llamaba un "orden del discurso"- poniendo especial interés en elucidar el estatus ambiguo de lo imaginario.

François Jullien nació en Francia, en 1951 .
Estudió en la l'École Normale Supérieure y, luego, en las universidades de Shangai y Pekín. Fue responsable de la Antena Francesa de Sinología en Hong Kong y becario de la Maison franco-japonaise de Tokio. Doctor en Estudios de Extremo Oriente (1978) y en Letras (1983), fue presidente de la Asociación Francesa de Estudios Chinos y del Collège International de Philosophie. Actualmente es profesor en la Universidad París 7 y director del Centre Marcel-Granet y del Instituto del Pensamiento Contemporáneo. El trabajo que ha emprendido entre pensamiento chino y filosofía europea se orienta a la vez a deslocalizar la reflexión, explorando en el Extremo Oriente inteligibilidades diferentes que las desarrolladas por el pensamiento europeo y, por efecto de retorno, a poner en crisis las elecciones de la razón europea y a interrogar sus tomas de partido. Intentando evitar la doble trampa del prejuicio etnocéntrico y la fascinación ejercida por el exotismo, su ambición es construir una relación intercultural tan apartada del fácil universalismo como del relativismo perezoso.

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Indice

Introducción
1)Ni Escritura santa ni obra clásica: el estatus del texto canónico en la civilización china
Anexo. "Tomando los textos canónicos como fuente", de Liu Xie, 'Wenxin diaolong', cap. III, "Zong jing"
2)El nacimiento de la "imaginación"
3)Lógica del apareamiento: apuestas filosóficas, efectos textuales (a partir de Wang Fuzhi)
Anexo: Teoría del paralelismo literario, según Liu Xie
4)El arte de la lista: de la mano, del cuerpo, del poema

jueves, 27 de noviembre de 2008

Jacques Lacan - Vladimir Granoff. "Fetichismo: lo simbólico, lo imaginario, lo real" (1)

Traducción: Ana María Gomez

El fetichismo ha conocido una suerte singular en los estudios psicoanalíticos.
A principios de siglo,en la primera edición de los "Tres Ensayos sobre la teoría de la sexualidad" (2), Freud atribuyó a esta práctica un lugar particular en el estudio de la neurosis y la perversión. Este lugar especifico fue subrayado de nuevo en la segunda edición, donde Freud iba más lejos al destacar que la distinción -el contraste que parecía surgir entre el fetichismo y la neurosis desaparecía cuando el fetichismo es sometido a un estudio más conciso. Por cierto, el fetichismo es asimilado a una perversión, y una perversión es ella misma -según la fórmula bien conocida- el negativo de una neurosis.
El mismo Freud recomienda el estudio del fetichismo a todos aquellos que anhelen comprender la angustia de castración y el complejo de Edipo. Para los discípulos de Freud como para sus detractores, la importancia dada al complejo de Edipo ha sido siempre la piedra de toque de su actitud al considerar el conjunto del psicoanálisis.
Ningún esfuerzo, luego, fue ahorrado para atraer la atención sobre la importancia del fetichismo. ¿Con qué resultado?. El periodo que va de 1910 hasta sus últimos años no estuvo marcado por la riqueza de los estudios sobre ese tema ; se puede contar solamente una media docena de contribuciones importantes.
Freud se dedica dos veces a este tema con once años de intervalo y, cada vez, de una manera muy particular. Al leer sus artículos se siente que Freud se preguntaba si la gente captaba verdaderamente aquello de lo que él hablaba.
Es útil en esta vía recordar que uno de los últimos trabajos de Freud concierne al fetichismo (2). Como él durante su vida contínuamente planteó nuevas direcciones para el psicoanálisis, no es exagerado ver -en este artículo- un presentimiento de la dirección en la cual el pensamiento psicoanalítico debió inevitablemente orientarse en el periodo de la post-guerra.
A saber, el estudio del yo (moi). Porque en los trabajos psicoanalíticos de los ultimos diez años -algunos pueden variar según su conformidad a las tradiciones, gustos, predilecciones, estilos y escuelas psicoanalíticas de cada país- la preocupación mayor es ciertamente el estudio del yo.
Durante el mismo período se han visto reaparecer trabajos sobre el fetichismo . Pues,como Freud lo recomendaba, el estudio del fetichismo es y sigue siendo el más esclarecedor para cualquiera que le interese centrarse en la dinámica edípica para comprender más precisamente que es el yo.
Para clarificar nuestras ideas tanto como para indicar la orientación principal de nuestro artículo, deberíamos primeramente recordar que el psicoanálisis, que nos permite ir más lejos en la psiquis de los niños que ninguna otra ciencia fue descubierto por Freud a partir de la observación de adultos,más precisamente,escuchándolos,o -más bien, escuchando sus discursos. En verdad, el psicoanálisis es una cura de la palabra.
Recordar estos verdades tan ampliamente aceptadas puede parecer primero abusivo, luego de reflexionar, no lo es. Es solamente el recuerdo de un punto de referencia metodológico esencial. Pues, a menos de negar la esencia misma del psicoanálisis, nosotros debemos utilizar el lenguaje para guiarnos en el estudio de las estructuras que uno llama pre-verbales.
En su artículo de 1927 (4), Freud nos introdujo al estudio del fetichismo indicando que él debe ser descifrado, y descifrado como un síntoma o un mensaje. El nos dijo también en que lenguaje debe ser traducido. Esta manera de presentar el problema no deja de tener significación. Desde el comienzo una aproximación tal, sitúa el problema de manera explícita en el ámbito de la búsqueda de sentido en el lenguaje, antes que una vaga analogía en el campo visual. (Asi por ejemplo, las formas huecas evocan la vagina, un abrigo de piel el vello pubiano,etc.). Desde glanz auf der nase" (5) al pene femenino,hasta "glance on the nose (5) el pasaje es incomprensible a menos de haber seguído la vía indicada por Freud. A la entrada de esta vía hay una inscripción donde se lee : ¿cuál es el sentido?.
El problema no es el de los afectos reprimidos, el afecto en sí mismo no nos dice nada. El problema concierne a la denegación de una idea. Con esta denegación nosotros estamos en el dominio de la significación, único campo donde la palabra clave 'desplazamiento' tiene una significación. Un dominio fundamental de la realidad del hombre: el dominio de lo imaginario.
Es aquí donde el pequeño Harry se sitúa en el momento en que su famoso visitador entra, cuando el corta las manos de los niños para que ellos no se rasquen la nariz, o cuando él da este apéndice a devorar a las orugas.
Es así que Freud considera este comportamiento cuando, tratando en los "Tres Ensayos" las 'transformaciones de la pubertad' (6), él nos dice que la elección de objeto se produce bajo la forma de las criaturas de la imaginación. El habla de un metabolismo de las imágenes cuando explica el retorno a características patológicas bajo la influencia de un amor desgraciado, por el retorno de la libido en la imagen de la persona amada en la infancia.
Tal es el sentido profundo de la observación acerca de la contribución psíquica a las perversiones. Más repugnante es la perversión más claramente es revelada en esta participación. "Poco importa el horror del resultado, un elemento de la actividad psíquica que corresponde a la idealización de la tendencia sexual siempre puede ser encontrado".
¿Dónde, luego, está la falla en esta vía? ¿Qué ocurre en el momento en que, al dejar de imaginar, hablar, dibujar, Harry sin saber por qué corta un mechón de cabello?. En el momento que, sin explicación, él sale corriendo, aullando, para no ver al amigo lisiado.
A primera vista nosotros diríamos que él ya no sabe más lo que hace. Nosotros estamos ahora en una dimensión donde el sentido parece perdido, la dimensión donde lo vamos a encontrar es, en apariencia, la perversión fetichista, el gusto por la nariz brillante. Y si no hubiera alguna elaboración a propósito de la nariz o del mechón de cabello cortado, esto sería tan imposible de analizar como una verdadera fijación perversa. En verdad, si una pantufla era, en sentido estricto, el desplazamiento del órgano femenino y ningún otro elemento está allí para elaborar los primeros datos, nosotros podemos considerarnos frente a una perversión primitiva totalmente más allá del alcance del análisis.
Se deduce que lo imaginario no representa en ningún sentido el conjunto de lo que puede ser analizado. La observación clínica de Harry nos puede ayudar a resolver la cuestión que nosotros mismos nos hemos planteado. Pues esta es la única vez en que el comportamiento de Harry revela lo que, en la clínica psiquiátrica, nosotros llamaríamos reticencia, oposición, mutismo. El no intentaba más expresarse con palabras; él aulla. Así ha renunciado dos veces a intentar hacerse comprender por los otros.
Y es allí que sobreviene la falla.
¿Cuál es el registro en el cual, durante un tiempo, este niño rehusa situarse?. Nosotros decimos -con E.Jones- el registro del símbolo, registro esencial de la realidad humana.
Si Harry ya no se hace más comprender por los otros, él deviene al mismo tiempo incomprensible para ellos. Esta observación puede parecer extremadamente banal, pero esto es así sólo si nosotros olvidamos que cuando decimos: "tú eres mi mujer"; decimos también : "yo soy tu marido", y así ya no somos más eso que eramos antes de decir esas palabras. La palabra es un tejido sutil, sí; pero, en ese caso, es una ofrenda. En ese don, el analista encuentra su 'razón de ser' y su eficacia.
Y si nosotros destacamos las primeras palabras del hombre, destacamos que por ejemplo, la contraseña tiene por función -como un signo de reconocimiento- salvar de la muerte a aquel que la dice.
La palabra es un presente del lenguaje y el lenguaje no es inmaterial. Es materia sutil pero,sin embargo materia. El puede fecundar a la mujer histérica, puede significar el flujo de la orina, o ser retenido como los excrementos. Las palabras pueden también ser el soporte de heridas simbólicas. Nosotros recordamos la Wespe (7) con la W de la castración, cuando el 'Hombre de los lobos' realiza el castigo simbólico que ha sido inflingido por Grouscha.
El lenguaje es así la actividad simbólica por excelencia; todas las teorías del lenguaje basadas en la confusión entre la palabra y su referente descuidan esta dimensión esencial. ¿No le recuerda Humpty Dumpty a Alicia que él es el amo de la palabra si no es aquel de su referente?.
Lo imaginario es descifrable sólo si se traduce en símbolos. El comportamiento de Harry en ese momento no lo es; él está más bien atraído por la imagen. Harry no imagina el símbolo, él da realidad a la imagen. Esta captura imaginaria (captura de y por la imagen) es el constituyente esencial de toda "realidad" imaginaria,en la medida en que nosotros la consideramos instintual. Por esto los mismos colores que cautivan al espinoso macho (8) y hembra los incitan a la danza nupcial.
En el análisis nosotros reconocemos haber tocado la resistencia cuando el paciente se sitúa en posición narcisística. Y eso que la experiencia pone a prueba (y encuentra) en el análisis, es precisamente que, en lugar de dar realidad al símbolo el paciente intenta constituir hic et nunc (9) en la experiencia del tratamiento ese punto de referencia imaginario que nosotros llamamos 'hacer entrar al analista en su juego'. Esto se puede ver en el momento en que el "Hombre de las ratas" intenta crear hic et nunc con Freud esa relación sádico-anal imaginaria ; Freud claramente observa que es algo que se traiciona y se revela sobre el rostro del paciente que aquél refiere al "horror de un goce desconocido para él mismo".
Tales son las esferas en las cuales nosotros nos desplazamos en el análisis. Pero, ¿estamos nosotros en la misma esfera cuando, en la vida de todos los días, encontramos a nuestro prójimo y emitimos juicios a tal propósito ?. ¿Estamos en la misma esfera cuando decimos que alguien tiene una personalidad fuerte ?. Ciertamente no. Freud no se expresa en el registro del análisis cuando él evoca 'la personal¡dad' del hombre de la ratas. No es en ese nivel que nosotros encontramos la posibilidad de apreciar y de medir directamente lo que nos hace aptos para establecer una relación dada con una persona dada. Debemos admitir que ese juicio directo sobre una persona es de poca importancia en la experiencia analítica.
Esa no es la relación real que constituye el campo propio del análisis. Y sí, en el curso del análisis, el paciente aporta el fantasma de fellatio con el analista nosotros no intentaremos, a pesar del carácter de incorporación de ese fantasma, situarlo en el ciclo arcaico de su biografía, por ejemplo, atribuyéndolo a una mala nutrición en la infancia. La idea probablemente, no se nos ocurriría. Nosotros diríamos, más bien, que el paciente es presa de un fantasma. Esto puede representar una fijación a un estadio oral primitivo de la sexualidad. Pero eso no nos inducirá a decir tiene una constitución de 'fellator' (10). El elemento imaginario no tiene más que un valor simbólico que debe ser apreciado y comprendido a la luz del momento particular del análisis en que sobreviene. Ese fantasma se produce para ser expresado, para ser hablado, para simbolizar algo que puede tener un sentido enteramente diferente en otro momento del diálogo.
No nos sorprende más que un hombre eyacule a la vista de un zapato, de un corset, de un impermeable; pero nosotros estaríamos en verdad muy sorprendidos si uno de esos objetos pudiera aplacar el hambre de un individuo, aunque este fuese extremo. Es, precisamente, porque la economía de las satisfacciones implicadas en los transtornos neuróticos están menos ligadas a los ritmos orgánicos fijos -aunque puedan regular algunos- que los trastornos neuróticos son reversibles.
Es fácil ver que el orden de la satisfacción imaginaria no puede ser encontrado más que en el dominio de la sexualidad. El término libido reenvía a un concepto que expresa esta noción de reversibilidad e implica la de equivalencia. Este es el término dinámico que permite concebir una transformación en el metabolismo de las imágenes.
En consecuencia, al hablar de satisfacción imaginaria nosotros pensamos en algo muy complejo. En los "Tres Ensayos" Freud explica que el instinto (11) no es un elemento simple sino, más bien, un compuesto de diversos elementos que están disociados en los casos de perversión. Esta concepción del instinto está confirmada por las búsquedas recientes de los biólogos llevadas a cabo en los ciclos instintuales, en particular, los ciclos sexuales y de reproducción.
Aparte de estudios más o menos inciertos e improbables que tratan los relevos neurológicos del ciclo sexual, incidentalmente, el punto más débil de esos trabajos, ha sido demostrado que, en los animales, esos ciclos están sujetos a desplazamientos. Los biólogos no han podido encontrar otra palabra más que 'desplazamiento' para designar el resorte sexual de los síntomas.
El ciclo del comportamiento sexual se puede desencadenar en el animal, bajo el efecto de un cierto número de estímulos. Y un cierto número de desplazamientos pueden sobrevenir durante el ciclo (12). Los trabajos de Lorenz muestran la función de la imagen en el ciclo alimenticio. En el hombre es también en el plano de la sexualidad, esencialmente, que lo imaginario juega un rol y donde se producen los desplazamientos.
Nosotros diremos, entonces, que el comportamiento puede ser llamado imaginario cuando su relación a una imagen y su propio valor como imagen para otro lo hace desplazable fuera del ciclo en el cual una necesidad natural es satisfecha.
Los animales son capaces, en esos segmentos de comportamiento desplazado de esbozar las líneas de un comportamiento simbólico por ejemplo, el lenguaje de las abejas durante la parada. El comportamiento es simbólico cuando uno de esos segmentos desplazados toma un valor social. Sirve al grupo de punto de referencia para un comportamiento colectivo.
Es lo que entendemos cuando decimos que el lenguaje es el comportamiento simbólico por excelencia.
Si Harry permanece en silencio es porque no está en condición de simbolizar. Entre las relaciones imaginarias y simbólicas se encuentra la distancia que separa la ansiedad de la culpabilidad.
Y es aquí, históricamente, que nació el fetichismo, sobre la línea de demarcación entre ansiedad y culpabilidad, entre la relación bipolar y la relación ternaria. Freud no deja de destacar eso, cuando recomienda el estudio del fetichismo a quienes podían dudar de la angustia de castracion; en las notas que continúan a los "Tres Ensayos", él dice que las perversiones son el residuo del desarrollo hacia el complejo de Edipo. Pues es allí que los diferentes elementos de que se compone el instinto se pueden disociar.
La ansiedad (13), como nosotros sabemos, está siempre ligada a una pérdida -es decir a una transformación del yo- con una relación bipolar en el punto de desaparecer para ser suplantada por algo del otro, algo que el paciente no puede afrontar sin vértigo. Este es el dominio y la naturaleza de la ansiedad.
Desde que un tercero es introducido en la relación narcisística aparece la posibilidad de una mediación real, por intermedio del personaje trascendente, es decir, de alguien a través de quien el deseo y su cumplimiento pueden ser simbólicamente realizados. En ese momento aparece otro registro, aquel de la ley ; en otros términos, el de la culpabilidad.
Toda la historia clínica del caso Harry gira alrededor de este punto. ¿Es que el temor a la castración suscitará la ansiedad?. 0 bien, ¿será ella afrontada y simbolizada como tal, durante la dialéctica edípica?. ¿0 el movimiento será, más bíen, congelado en la memoria permanente que -así como Freud lo ha planteado- la creencia construirá para ella misma?.
Para insistir sobre este punto: la fuerza de la represión (del afecto) está en encontrar el interés para el sucesor del falo femenino, la denegación de su ausencia habrá construido la memoria. El fetiche servirá a la vez para denegar y para afirmar la castración.
Esta oscilación es la que constituye la naturaleza misma de ese momento crítico . Para realizar la diferencia de los sexos es necesario poner fin al juego, es necesario aceptar la relación triangular. Aquí, luego, se sitúa la vacilación de Harry entre ansiedad y culpabilidad. Su vacilación en sus elecciones de objeto y, al mismo tiempo, más tarde en su identificación.
El acaricia los zapatos de su madre y los de Sandor Lorand. La oscilación que le es inflingida es la de acariciar o cortar. Es la búsqueda de un compromiso entre sus deseos y su culpabilidad la que le hace proveer a su madre de un pene. Pues él la ha visto y sabe que ella no lo tiene. Es en la medida en que la evidencia se le impone que, en sus dibujos los penes son más y más largos, y más y más gruesos. La denegación de la vagina es necesaria, según Sandor Lorand, para la conservación del feliz triángulo. Feliz sí, -como Lorand acordaría- no verdadero. El verdadero triángulo significa conflicto, y es alli que Harry vacila.
Toda situación analizable, es decir, interpretable simbólicamente está siempre incluída en una relación triangular. En consecuencia, Freud tiene buenas razones para dar ese lugar particular al fetichismo en su especulación. Nosotros lo hemos visto en la estructura de la palabra, que es la mediación entre los individuos en la realización libidinal.
Eso que es mostrado en el análisis es afirmado por las doctrinas y demostrado por la experiencias, a saber, que nada puede ser interpretado sin la intermediación de la realización edipíca. Es por eso que parece vano explicar el horror a la genitalidad a partir de ciertos recuerdos visuales que datan del pasaje doloroso por el canal del nacimiento.
Pues es la realidad en su aspecto accidental la que detiene la vista de un niño justo antes que sea demasiado tarde. No habría, seguramente, razón para que el niño creyera en la amenaza de su nodriza si él no hubiera visto la vulva de su pequeña amiga. No habría más razon para aceptar la ausencia del pene materno, sobre todo después que él ha evaluado narcisísticamente el suyo, y que él ha visto el pene de su padre, aún más grande, si él no está al tanto del peligro de su pérdida.
Esto significa que todas las relaciones duales están siempre marcadas por el estilo de lo imaginario. Pues, para que una relación asuma su valor simbólico,es necesaria la mediación de una tercera persona que procura el elemento trascendente a través del cual la relación con un objeto puede ser sostenida a una distancia dada.
Si nosotros hemos atribuído tanta importancia al caso del pequeño Harry es porque sentimos que este caso de fetichismo es extremadamente esclarecedor. El articula, de una manera particularmente sorprendente, los tres dominios de la realidad humana que hemos llamado lo simbólico,lo imaginario y lo real.
Por nuestra parte encontramos allí una justificación mas avanzada al lugar particular, que como lo hemos señalado al inicio, Freud otorga al estudio del fetichismo.

NOTAS:

(1)-corresponde al título- Aparecido en:"Perversiones, psicodinámica y terapia". Libro compilado por Sandor Lorand y Michael Balint, New York, 1956; Pags. 265-276.

(2) "Tres Ensayos de teoría sexual", S. Freud. Amorrortu Editores (AE).Tomo VII.

(3) "La escisión del yo en el proceso defensivo". (AE) Tomo XXIII.

(4) Referencia al articulo de S.F. : "El fetichismo". (AE) Tomo XXI.

(5) Idem anterior. Del alemán : "glanz auf der nase" = brillo en la nariz. Del inglés: ´glance on the nose´ = mirada en la nariz.

(6) "Tres ensayos de teoría sexual" . Ensayo tres: La metamorfosis de la pubertad.

(7) Del alemán : avispa.

(8) Epinoche ; de épine, francés : pez espinoso; pequeño pez marino o de agua dulce, que lleva espinas sobre su parte dorsal. El espinoso de agua dulce alcanza una longitud de ocho centímetros y el macho construye sobre el fondo del río un nido donde cuida los huevos fecundados.

(9) Del latín: aquí y ahora.

(10) Del latín : chupador.

(11) Instinct: instinto.

(12) Nota de los autores: Por ejemplo, cuando los pájaros pelean uno de los combatientes, bruscamente, se pone a alisar sus plumas; de esta manera, un elemento de la parada interrumpe el ciclo del combate.

(13) Anxiété : ansiedad.
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Agradezco a Ana María por autorizar la publicación de su traducción en el blog.
PP

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Oswald Ducrot - Marion Carel. "La semántica argumentativa" (Colihue, Bs.As. 2005)

La noción de escala argumentativa, primero, y, más tarde, la de topos de la teoría de la argumentación en la lengua desarrollada por J. -C. Anscombre y O. Ducrot permitieron poner en marcha un aparato descriptivo que demostró ser capaz de dar cuenta de ciertos fenómenos lingüísticos inaccesibles desde otras perspectivas teóricas. La teoría de los bloques semánticos de M. Carel y O. Ducrot, que aquí se presenta, constituye una crítica a aquel primer planteo y la piedra de toque de su radicalización: se abandona la noción de topos y se busca poner en evidencia la interdependencia inmanente de lo que antes se llamaba "argumento” y "conclusión".

Ahora no serán más que dos segmentos de una misma entidad semántica, indistinguibles el uno del otro, unidos por una partícula conclusiva (como por lo tanto), o -lo cual constituye otra modificación fundamental- transgresiva (como sin embargo). El acto significativo elemental ya no es mostrar el camino de un argumento (hace buen tiempo) a una conclusión (salgamos a pasear), sino expresar una entidad única inanalizable (tiempo-agradable-para-pasear).

La semántica argumentativa. Una introducción a la teoría de los bloques semánticos pone a disposición del público académico las conferencias que Carel y Ducrot dieron en la Universidad de Buenos Aires en julio de 2002, en las que presentaron esta última versión de la teoría de la argumentación. María M. García Negroni y Alfredo Lescano tuvieron a su cargo la traducción al español de esas conferencias y su transformación en el presente libro, que se constituye así en la primera versión integral, ordenada y sistemática de la teoría de los bloques semánticos.

Con numerosas explicaciones, descripciones y ejemplos adaptados al español, este libro se impone como una referencia novedosa y obligada para todos los investigadores, docentes y estudiantes universitarios interesados por el apasionante mundo de la argumentación y los problemas del sentido lingüístico.

Lo descubrí algo tarde (ya pasaron 3 años desde su aparición), pero me resultó muy interesante y valioso, por eso lo recomiendo a quienes estén interesados en el tema.
PP

martes, 25 de noviembre de 2008

ENTREVISTA A VINCENT DE GAULEJAC. "La vergüenza expresa un signo de humanidad" (Diario Perfil)

Profesor de la Universidad de París VII, el sociólogo Vincent de Gaulejac es un miembro destacado de la escuela de sociología clínica surgida en Francia en la década del 80. Junto con otros sociólogos clínicos franceses, en 1988, en Ginebra, fundó un grupo de trabajo dentro de la Asociación Internacional de Sociología de habla francesa. Desde 1992, dos comités de la modalidad se constituyen como comités permanentes de investigación en ambas asociaciones. Actualmente la sociología clínica está organizada en una amplia red internacional. Próxima a la sociología social de Pichon Rivière, la corriente llegó a la Argentina a principios de los 90. La sociología clínica admite influencias de la psicosociología, el análisis institucional, el sociopsicoanálisis de Mendel, el socioanálisis, el psicoanálisis grupal, la ideas de Moreno y Carl Rogers y el esquizoanálisis de Deleuze y Guattari. Autor de varios libros, De Gaulejac visitó el país en oportunidad de la publicación de Las fuentes de la vergüenza por el sello Mármol/Izquierdo Editores, que de esta manera inaugura su colección de sociología clínica.

—Con tantas influencias que reconoce la sociología clínica, ¿cuál es el concepto de deseo al que adhiere usted?

—Los sociólogos suelen tener dificultades con la cuestión del deseo, porque éste no explica lo sociológico. Esa es una de las razones por las cuales he trabajado con la concepción freudiana del deseo, ya que remite a las normas y prohibiciones sociales, a la interiorización de las aspiraciones colectivas. A la vez, las fórmulas de Lacan acerca del deseo se me presentan más opacas y su concepto del inconsciente estructurado como lenguaje desplaza el deseo por fuera de lo vivido. Hay una especie de abstracción lacaneana con relación al proyecto de la sociología clínica, cuyo enfoque principal se orienta hacia lo vivido por los sujetos. Las formulaciones lacaneanas no aportan nada esencial a la sociología clínica.

—¿El esquizoanálisis de Deleuze y Guattari es más importante para sociología clínica?

—Me interesó en algún momento el esquizoanálisis por su intento de articular el inconsciente con las problemáticas sociales, la energía libidinal y la social, pero existe un riesgo en él de invertir el registro del ello y del superyó. La obligación a gozar plantea la hipótesis de que el ello es revolucionario, y de este modo niega la dimensión conflictiva en las fuentes de lo intrapsíquico entre eros y tánatos. Los flujos de deseo de Deleuze y Guattari son tanto liberadores como destructores.

—¿Cuál es el objeto de estudio de la sociología clínica?

—No hay un objeto particular de la sociología clínica, porque es una cierta manera de hacer sociología. Se apoya en los métodos clínicos para interrogar los fenómenos sociales, los cuales se convierten en fenómenos sociopsíquicos. En mi caso, tomo muy en cuenta el proyecto del Colegio de Sociología de Georges Bataille, Roger Callois y Michel Leiris, que proponía estudiar las relaciones íntimas entre el ser del hombre y el ser de la sociedad. Hoy en día los sistemas sociopsíquicos de gestión y poder funcionan movilizando la energía libidinal para transformarla en fuerza de trabajo. No podemos pensar el individuo sin pensar la sociedad, porque se producen mutuamente. Por ejemplo, la vergüenza nace bajo la mirada del otro y es completamente sociopsíquica, aunque su raíz yace en el inconsciente.

—En tanto es una relación social, ¿la vergüenza implica un síntoma sociopsíquico?

—La vergüenza no es un síntoma patológico, salvo en ciertos casos extremos donde los sujetos se odian a sí mismos. La vergüenza es constituyente de la humanidad y nos liga a la especie humana. Nos permite, cuando podemos sobrepasarla, vincularnos al otro como un semejante, como alguien que también puede sentir vergüenza. Quien no conoce la vergüenza representa un peligro para la sociedad.

—Pero la vergüenza no es un valor social.

—Sin duda. El orgullo es un valor social, como la dignidad o el honor. Pero sentir vergüenza cuando maltratan a un ser humano, cuando lo instrumentalizan, expresa un signo de humanidad, la interiorización de los ideales de humanidad. La vergüenza pertenece, para decirlo rápidamente con conceptos freudianos, al ideal del yo y no al yo ideal que se confunde con el superyó. La vergüenza está más del lado de la depresión, cuando no estamos a la altura de las expectativas que hemos interiorizado respecto de lo que tenemos que ser.

—¿Pero entonces, qué sucede en una sociedad o una época sin grandes ideales o cuando éstos se han gastado?

—Sucede, como hoy, que existe una multiplicidad de pequeños ideales. Cada individuo se hace su propio sistema de valores, de modelos y antimodelos, mediante los cuales construye el sentido de su existencia. La crisis actual de los grandes ideales religiosos, políticos, científicos y morales ha hecho surgir nuevos procesos de idealización y desidealización. Cuando los grupos y clases sociales ya no son determinantes, cada uno se las arregla para fabricar sus ideales personales.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Gianni Vattimo -Piergiorgio Paterlini. "No ser Dios" (Paidós, 2008)

El prestigioso filósofo italiano, Gianni Vattimo, publica su autobiografía escrita a cuatro manos. En forma de apasionante diálogo. Un repaso de hechos, personas, personajes, memorias y golpes de efecto. Un relato íntimo y a la vez lleno de momentos públicos. Una auténtica novela que se va tiñendo de humor, rabia, poesía, ternura, dolor y pasión. Y de ella se sigue el nacimiento y el desarrollo de un pensamiento original reconocido en todo el mundo, entretejido constantemente con lo cotidiano, con la historia y la sociedad. Vemos desfilar ante nuestros ojos toda una época filtrada por la mirada, el pensamiento y la carne de quien la ha vivido; una persona que sigue viviendo, preservando una amplia visión sobre el futuro.


Gianni Vattimo es profesor de Filosofía Teorética en la Universidad de Turín desde 1982. Comenzó a enseñar Filosofía Estética en 1964 y desde 1976 fue durante algunos años decano de la Facultad de Lettere e Filosofia. Ha sido visiting professor en varias universidades estadounidenses (Yale, Los Ángeles, Nueva York University, State University of Nueva York). Es autor de varias obras, entre ellas Creer que se cree, Después de la cristiandad, Diálogo con Nietzsche, El futuro de la religión, Ética de la interpretación, La sociedad transparente, Más allá de la interpretación, Más allá del sujeto, Nihilismo e interpretación y El futuro de la religión

sábado, 22 de noviembre de 2008

Los suplementos culturales de los dos diarios más importantes de Buenos Aires, publican hoy entrevistas imperdibles a dos grandes de la cultura

Sorpresa en el desayuno: El suplemento¨Ñ" de Clarín trajo una sensacional entrevista a José Saramago a propósito de la aparición de su nuevo libro "El viaje del elefante", cuyo estilo debe en gran parte a una enfermedad que lo tuvo entre la vida y la muerte. Además del relato, el libro puede ser interesante para el lector, dice, porque está escrito en un lenguaje nuevo, desconocido.

Para leer el texto completo, haga click aquí.


Por otra parte, en "ADN Cultura" de La Nación, una extensa y rica entrevista con Luis Alberto Spinetta -mucho más que un músico en la cultura argentina-.
Esta es una de las raras entrevistas concedidas por el músico argentino. Quizá por eso no omitió ningún tema. Habló de sus obras, la poesía y la preocupación por la muerte. Se refirió al misterio de Dios, criticó duramente las religiones y todo fanatismo. Evocó los miedos de la niñez y a sus padres. Renegó de las drogas e invitó a sus queridos fantasmas a un risotto
Para leer el texto completo, haga click aquí

viernes, 21 de noviembre de 2008

Gerardo Maeso. "Lacan con Joyce" (Ed.Grama, Bs.As., 2008)

Distintas instituciones han servido de marco a los seminarios que Gerardo Maeso viene realizando ininterrumpidamente desde 1990. Este libro, al igual que otras publicaciones anteriores, es testimonio de su riguroso trabajo de lectura y relectura de Lacan, para revisar los conceptos y establecer continuidades y discontinuidades que hacen tanto a la teoría como a la práctica del psicoanálisis, sin dejar de alertar sobre sus posibles desviaciones. No es difícil reconocer un eje en los seminarios de G. Maeso: la permanente conexión entre la teoría y la clínica, incluyendo el contexto actual en que ambas se articulan Si al decir de Lacan una enseñanza verdadera es aquella que “no cesa de someterse a la innovación” he aquí una muestra. (De la presentación de Mirta Castillo)


ÍNDICE.

  • Presentación I, Mirta Castillo
    Presentación II, Silvia Ponce de León
    La singularidad del nombre
    Dos perspectivas del síntoma
    El síntoma como creencia
    El infierno de lo obvio
    Lo real parásito del goce
    La plusvalía y la ganancia de placer
    Saber y goce
    La repetición: Freud y Nietzsche
    El Otro como lugar
    Las trazas
    El "enforma" del Otro
    La noción de la ex-sistencia
    Lo Uno en el Parménides
    El descubrimiento de Cantor
    Joyce ex-siste
    El padre como sinthome
    Joyce y el misterio de la estética
    Lo simbólico y el síntoma
    La variedad de la verdad
    El cuerpo cantoriano
    Frege y los números
    El cuerpo sin órganos
    El nudo de Joyce
    Un nuevo tipo de escritura

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Una exposición en Alemania muestra la falta de pudor en el arte antiguo (Revista Ñ, edición digital)

Frente al pudor de etapas posteriores, las imágenes de relaciones sexuales de todo tipo en el arte eran habituales en la Grecia Antigua y el Viejo Oriente, como puede comprobarse en la exposición "Sexo en la Antigüedad" en el Museo Arqueológico de la Universidad de Münster



Nosotros somos los primeros que hemos incluido Oriente", explica a el comisario del museo, Helge Nieswandt, que ha reunido una treintena de objetos milenarios además de trece reproducciones de imágenes antiguas, que pueden verse a través de una mirilla con el fin de "involucrar al visitante como voyeur", añade el arqueólogo.

Se trata de un recorrido por el concepto de la sexualidad que "necesita de un contexto histórico para comprenderse", prosigue Niewandt para explicar lo "radicales" que son algunas escenas, como las que recogen los sellos, punzones y timbres milenarios de Afganistán y que proceden en parte de préstamos privados.

Las imágenes de penetración de un monarca por una sacerdotisa dentro de un templo "se explican a través de la legitimación del poder", que tenía lugar una vez al año en un recinto sagrado.Si en el Viejo Oriente destaca la "dimensión religiosa", en la Grecia Antigua sorprenden las "relaciones homoeróticas, que muchas veces se han interpretado erróneamente como relaciones homosexuales", prosigue el responsable de este modesto museo."En muchos casos, la penetración de un joven por un viejo tiene poco de homosexualidad y más de introducción en el mundo del hombre adulto", concluye Nieswandt.

Sea como fuere, esta exposición, al igual que otros abordajes del sexo y el cuerpo humano en la Antigüedad, demuestran nuevamente que el pudor fue un invento posterior.Uno de los sellos muestra a una pareja en el coito: la mujer, ligeramente inclinada se apoya con una mano en una palmera, con la otra en un cetro, mientras es penetrada por detrás. La palmera simbolizaba en el Viejo Oriente a deidades y era venerada a partir del tercer milenio antes de Cristo en Asia, Egipto e Irán como tal.

Las estatuas de barro, que representan a dos mujeres con un falo de cuero agarrado a la cintura que cumple las funciones de amuleto o el placer carnal entre jóvenes del mismo sexo, reflejan "como la sexualidad cumplía funciones diferentes a través de la historia".

Hasta el 22 de enero podrá verse en esta muestra, que apenas cuenta con un presupuesto de 5.000 euros, y que se nutre en un 50 por ciento de sus propios fondos además de préstamos privados, como muchos siglos antes del nacimiento de Cristo los artistas manejaban muchos menos tabúes en lo que al cuerpo y sexualidad se refiere.Las bacanales comenzaban por el tipo de cubertería que se utilizaba, y del que puede verse un recipiente en forma de pecho de mujer, que hacía las veces de copa.

El desnudo con una dimensión estética queda patente a partir del siglo VIII antes de Cristo, cuando se retrata a hombres y dioses sin ropajes, mucho antes de hacerlo con mujeres.Hombres musculosos que se sentían dioses y por tanto no dudaban en servir de modelos, independientemente de que su representación se alejara más o menos de la realidad. En cualquier caso un cuerpo bien entrenado formaba parte del ideal de belleza en el mundo griego.

Dionisio era para los griegos el dios del vino que se apoderaba de ellos en el estado de ebriedad. Los coitos que pueden verse en los recipientes reflejan la estrecha relación entre vino y sexo y en su honor se hicieron falos sobredimensionados que se sacaban en las procesiones en el 400 antes de Cristo, en la isla de Delos."Sexo en la Antigüedad" también permite echar un vistazo a los dormitorios en donde el amo y señor dormía con las concubinas y donde no podían faltar las lámparas de aceite con escenas de actos sexuales para inspirar a sus protagonistas.

La sexualidad, a caballo entre la pornografía y la estética, que ha llevado a los organizadores de la muestra a prohibir la entrada de menores de 16 años que no vayan acompañados de un adulto.

Fuente: EFE

NOVEDAD. Hannah Arendt. "La promesa de la política" (Paidós Ibérica, 2008)

Se reúnen por primera vez todos los escritos de Hannah Arendt que tratan acerca del conflicto entre filosofía y política. Tras la publicación de Los orígenes del totalitarismo en 1951, Hannah Arendt abordó el marxismo, un tema que deliberadamente había dejado a un lado en su obra anterior. Su incursión en la filosofía de Marx la condujo a realizar un examen crítico de toda la tradición occidental de pensamiento político, desde sus orígenes en Platón y Aristóteles hasta su culminación y conclusión en Marx. La promesa de la política narra ese proceso. Desde los tiempos en que Sócrates fue condenado a muerte por sus compatriotas, Arendt analiza los filósofos que han seguido a Platón al construir sus teorías políticas a expensas de las experiencias políticas, incluyendo la experiencia griega pre-filosófica del comienzo, la experiencia romana de la fundación y la experiencia cristiana del perdón. Es una narración fascinante, ingeniosa y original, que abarca la obra de Arendt desde Los orígenes del totalitarismo hasta La condición humana, publicada en 1958 Para Arendt la política no posee un “fin”; en su lugar, ha sido en ocasiones –y quizás pueda volver a serlo– el empeño nunca acabado por parte de la gran pluralidad de seres humanos por vivir juntos y compartir la tierra bajo una libertad mutuamente garantizada. Esa es la promesa de la política.

martes, 18 de noviembre de 2008

ALEJANDRO ÉRCOLI. “Cómo meter a Lacan y Foucault en la cárcel” (tercera parte)

Vamos a tratar de redondear algunas cuestiones planteadas en las clases previas. En esta oportunidad, los ejes serán el informe psicológico y la figura del experto, tratando de aproximarnos a los fundamentos que los avalan.

La primer cuestión es la siguiente, el informe psicológico para los analistas que trabajan en instituciones, es un paso obligado. Concentra una exigencia burocrático-administrativa, y la versión que se tiene institucionalmente de un interno. Además es un elemento que cuenta con el poder de influir en el destino de alguien en condición de encierro. Entiendo que su poder es alimentado desde dos fuentes a la vez, como las dos caras de una moneda, una el saber que inviste a quien lo realiza, y otra la el status científico que se le adjudica.

Muchos de aquellos con experiencia en los penales habrán notado la preocupación que genera el informe a los internos. Esto se debe al valor que inviste al informe, por ejemplo puede otorgar o limitar el acceso a algún tipo de beneficio durante el tiempo de la condena. Sin exagerar hay veces que el juez como explicación de alguna determinación, confronta al interno con lo escrito por el psicólogo. Se imaginarán el efecto de esta maniobra, en un tratamiento iniciado intramuros. En suma todo este rodeo, es para hacer palpable el poder de lo que se escribe, y señalar porque es de nuestro interés.


Ahora bien, retomando el primer capítulo de "Los Anormales" de Michel Foucault, posiblemente les llame la atención como comienza el libro. Recuerden que es una compilación de la desgrabación de un curso que dictó por el año 1971. Se dirigió al auditorio, leyendo algunas pericias psiquiátricas realizadas en Francia en los años 50, por prestigiosos psiquiatras. Foucault entonces para trabajar sobre la anormalidad, partió de los informes psiquiátricos de personas acusadas de algún crimen, y del valor otorgado a aquello que estaba escrito. Veamos las cosas de este modo, el anormal-primeramente nombrado como monstruo- lo es a partir de lo que se escribe en términos jurídicos, acerca de él. Voy mas fuerte en esta apreciación, el anormal es un invento del informe, capaz de trascender a quien lo escribió. Retomando la explicación foucaultiana, se trata de hacer coincidir un delito con la personalidad de aquel que lo cometió. Es materializar el delito en las personas adjudicándoles algún tipo de falla, y desde esta perspectiva, dos medidas encerrar y curar. Siguiendo el trabajo arqueológico de este autor, el acto o el delito cobra su significación a partir de la personalidad de quien lo comete. Hoy en día, continua la tendencia en los informes es a describir comportamientos y conductas provocadas por algún déficit, endilgado a la personalidad. Cabe agregar que el origen del mismo puede ser orgánico, social, o psicológico, pero siempre es individual.


Esto es una exigencia de lo jurídico, que lleva a poner en escena elementos que no se vinculan con el delito. Por ejemplo los rasgos de la personalidad, que no solo ofertan efectividad en la explicación sino que además pasan a tener valor predictivo. Les sugiero no perder de vista, que el discurso jurídico genera su propio objeto, a las vez que amplia su dominio sobre el mismo. Tomo unas palabras de Lacan del Seminario XVII, "…Probablemente será, de las tres, la época más importante, puesto que este año se trata de tomar el psicoanálisis del revés y, tal vez, precisamente darle su estatuto, en el sentido del término que suele llamarse jurídico. Esto, en todo caso, siempre ha tenido relación, y en el mayor grado, con la estructura del discurso. Si no es así, sino es en el derecho donde se palpa de que modo el discurso estructura el mundo real, ¿dónde va a ser? Por eso no estamos menos en nuestro lugar aquí que en cualquier otra parte."(Producción de los cuatro discursos, página 16, ed. Paidós). Si bien Lacan esta refiriéndose a un cambio de lugar que tuvo que hacer para dictar su seminario, me parece adecuada a nuestro tema su forma de pensar el derecho, diría lo jurídico. Privilegia al discurso de derecho para ordenar la realidad. En general la demanda de la institución penal invierte esto, es decir hay una realidad y el discurso –el informe por ejemplo- da cuenta de ella. La anormalidad implica un tratamiento sustantivado del sujeto y más aun del delito. El discurso pasa a funcionar no como el punto de engendramiento de aquello a lo que se refiere, sino como una descripción de un observable.


En términos de la ciencia moderna el discurso jurídico, es el movimiento inverso al que introdujo Descartes. Aclaremos esto, para el idealismo de Descartes, solo se tiene conciencia del yo, fundado en que piensa. Pone en cuestión las cualidades sensibles. Para lo jurídico, es como si existiera una individualidad empírica, capaz de determinar al yo. Esta es la posición de la trama o la trampa del discurso jurídico. En esta versión no solo hay un yo que se gobierna a si mismo, sino que además hace uno con la sustancia. En cambio la ciencia moderna formaliza, despoja de cualidades sensibles. El psicoanálisis que tiene como condición a la ciencia moderna, opera sobre el sujeto, que esta produce, y no sobre un yo. La ciencia para el psicoanálisis no es un ideal -como si podría serlo para el juez que pide un informe-, Lacan señala que para avanzar solo se autoriza en la práctica. Entonces maximizando algunas diferencias tenemos que el sujeto del inconciente a no tiene si mismo, ni reflexividad, ni conciencia. Se lo caza, por estar vinculado al deseo y no a un déficit.


En otras palabras, los enunciados del discurso jurídico, hacen de la realidad que generan una realidad sustancial e invocan el ideal de la ciencia como soporte. Pese a que se materializan en la institución, no suponen posición enunciativa, por lo tanto son inapelables. Van del sujeto al individuo, por lo tanto, solo es posible aislar, y curar. La anormalidad encarnada en el delincuente no es subjetiva, sino que reside en un individuo con déficit demostrable científicamente y por lo tanto supone poder anticipar consecuencias. Si volvemos sobre algunas ideas de Jean Claude Milner, se trata de leer un problema y hallar una solución, cerrando el asunto que constituye el punto de partida. Para él la solución se caracteriza por ser efectiva y borrar el problema mas allá de que sea total o parcial. Los informes psicológicos muchas veces se alinean a esta perspectiva, mas allá de que pudieran estar escritos con vocabulario psicoanalítico. De momento suspendo aquí con el informe para retomarlo luego.


Situémonos ahora en quien escribe los informes. Podríamos nombrar a los analistas, los psiquiatras, los miembros de las juntas de seguimiento, el médico, y algunas autoridades tanto del sistema penal como de las unidades carcelarias. Se impone la pregunta a cerca de que tienen en común al momento de hacer un informe, más allá de las diferencias específicas de cada profesión. Digamos que comparten la posición respecto del saber. No porque sepan efectivamente, -esa no es una preocupación dentro del sistema- sino porque lo que señalen y escriban funcionará con valor de verdad. La prueba mas clara es cuando se solicita por razones de índole institucional que un informe apto para calificar a un interno, sea positivo o negativo, lo escrito se convierte en una verdad, "verificada". La figura que me mejor define este papel de decir como son las cosas, es la del experto. Alguien que a diferencia de la posición del analista, no interroga, no es preguntón, porque fundamentalmente sabe. No se las ve con una cuestión o con un asunto y respuestas posibles, o formas de leer eso que se le presenta. Va en otra dirección, no desea saber las razones ni, la argumentación que pudieran comandar una escena, porque sabe de antemano. Este lugar de experto, es al cual los analistas en las instituciones somos convocados, y muchas veces intimados a responder.


Tal como lo dijimos antes, al analista lo autoriza su praxis, de acuerdo con el planteo de Lacan en "Subversión del sujeto…". En eso es bien distinto al experto, porque a este, lo autoriza la institución. Recuerden que además para el experto lo psíquico reviste lo orgánico al modo de una totalidad; y en consecuencia hay conocimiento de esa totalidad. Para nosotros en tanto analistas, el sujeto del inconciente no tiene nada de natural, partimos de un no saber. El punto crucial es que el sujeto de la ciencia, ignora el alcance de su saber y es en esa ignorancia donde se hace sujeto. Para la institución y el discurso jurídico esa ignorancia no es funcional, y la sutura con el experto. No hay deseo del experto como deseo de saber, dado que el deseo de saber implica asumir la ignorancia.


Tenemos hasta aquí algunas ideas de lo que pide la institución, en este caso penal, a los analistas, esto es que hagan informes y que sean expertos en su ciencia. De esta manera se aborda la realidad. Entonces que hacemos con esta dicotomía imposible de reducir, en la institución el analista es un experto o un analista. Les propongo un camino, si nos ocupamos del sujeto del inconciente, de un saber no sabido y del deseo, no es posible perder posición como analistas. En este sentido podrá ser una jugada, responder a la demanda de lo jurídico con el deseo. Con que deseo, el de ustedes de analizar y el de aquellos que les demandan atención. En lugar de señalar los rasgos de personalidad que explicarían la conducta, se trata de alojar sostener lo que alguien quiere para su vida. Informar sobre estas cuestiones implica dar una respuesta legible a la instancia jurídica, sin hacer un anormal de aquellos a quienes atienden. Es contestar a un pedido que fija al interno como deficitario, con un deseo y con una cuestión ética. Es decir poner de relieve la decisión que alguien toma respecto de lo que dice querer. No se trata de hacer del deseo un problema judicial, sino de articular la condición deseante con la vida social. Quizás sea el deseo la herramienta con que se cuenta para tomar posición frente a la demanda jurídico-institucional.



lunes, 17 de noviembre de 2008

Philippe Pignarre. "La cigale lacanienne et la fourmi pharmaceutique" (Epel, Paris, 2008)

("La cigarra lacaniana y la hormiga farmacéutica")

Los psicotrópicos han instalado una máquina en medio de la escena psy. ¿Cómo trabaja dicha máquina? Desde 1952 (en que se lanzó al mercado el Largactil), los psicotrópicos, en principio, han reorganizado la psiquiatría pesada, heredera de la psiquiatría asilar y de sus pacientes psicóticos. Luego, terminaron por invadir y redefinir todo el campo de los problemas mentales. Pero la máquina se mantuvo muy modesta. Ella sólo quiere ayudar. Ella cuenta a modo de engranajes, con un cierto número de técnicas y de test comportamentales o celulares, que se practican en ratas, ratones de laboratorio y perros.

No obstante, podría haber allí cierta grandeza de los psicotrópicos que los psicoanalaistas no han sido capaces de captar y que, progresivamente, los deja fuera del juego.

Philippe Pignarre es historiador y director de los Empêcheurs de penser en rond. Trabajó en la industria farmacéutica, y publicó Les malheurs des psy (La découverte, 2006)

sábado, 15 de noviembre de 2008

MUY RECOMENDADO. Ian Thomson "Primo Levi" (Ed. Belacqua, Barcelona)

Texto de contratapa

El 11 de abril de 1987 el escritor italiano Primo Levi encontraba la muerte en su casa natal. Más de cuarenta años después de haber sido rescatado de un campo de concentración nazi, parecía que Levi se había suicidado. El relato de Levi sobre Auschwitz, Si esto es un hombre, ha sido reconocido como uno de los libros esenciales de la Humanidad. Ninguna obra interroga nuestra reciente historia moral de manera tan incisiva, ni transmite más profundamente el horror del genocidio nazi. Escrito con la urgencia especial de dejar un testimonio, el libro situó a Primo Levi entre los autores más importantes de nuestro tiempo. Ian Thomson ha pasado más de diez años en Italia y en muchos otros lugares investigando y escribiendo esta portentosa, brillante y definitiva biografía. Ha seguido los pasos de la hija del «jefe alemán» de Levi en Auschwitz y ha entrevistado a numerosos testigos del horror. En este libro encontramos la luz sobre las recurrentes depresiones de Levi y se desentierra nueva información sobre su prematura muerte. Hombre ingenioso y con gran poder de recuperación, Levi había sufrido fuertes depresiones antes de ser deportado. Era químico y durante gran parte de su vida activa dirigió una fábrica de pinturas y barnices en Turín. Sus fantasías científicas, sus ensayos, poemas y memorias son queridos por un vasto número de lectores en todo el mundo gracias a su aguda inteligencia, humor y humanidad. Esta biografía sin parangón desenreda los hilos de una vida atrapada entre la fábrica y la máquina de escribir, la familia y los amigos.

Se consigue en Buenos Aires con relativa facilidad. Vale $ 110. 740 páginas, tapa dura...

viernes, 14 de noviembre de 2008

JACQUES LACAN. "Apertura de la sección clínica" (1976)



¿Qué es la clínica psicoanalítica? No es complicado, la clínica tiene una base: es lo que se dice en un psicoanálisis.
En principio, uno se propone decir cualquier cosa, pero no desde cualquier sitio: desde lo que por esta noche llamaré el diván (dire-vent) analítico. Este viento (vent) posee valor propio: cuando se criba (quand on vanne), hay cosas que echan a volar. También es posible jactarse (se vanter), jactarse de la libertad de asociación, así llamada.1
¿Qué quiere decir libertad de asociación siendo que, por el contrario, se especula con el hecho de que la asociación no es libre en absoluto? Es cierto que tiene un pequeño juego, pero serra errado pretender ampliarlo hasta considerar que uno es libre. ¿Qué quiere decir el inconsciente sino que las asociaciones son ineludibles? E1 dicho no se socia (ne se socie pas) al azar. Lo que damos por seguro es que el dicho se socia: cada vez que no se disocia, lo cual es concebible, a fin de cuentas, pero desde luego que no es libre por estar disociado. Nada más forzoso que el estado de disociación cuando se lo imagina rigiendo lo que llaman relación con el exterior.
Dije el exterior. Se pretende que este exterior sea un mundo. Pues bien: la presuposición del mundo no está enteramente fundada, el mundo está más mondado de lo que se cree. Está cosmografiado.
La palabra cosmos posee efectivamente su sentido, lo ha conservado, muestra su huella en diversos modos con que hablamos del cosmos, se habla de cosméticos... El cosmos es lo bello. Es lo hecho bello, ¿por obra de qué cosa? En principio, por lo que llamamos la razón. Pero la razón no tiene nada que hacer con el "hacer bello", que es un asunto ligado a la idea de cuerpo glorioso, la cual se imagina algo de lo simbólico a lo imaginario. Pero es un cortocircuito. Hace falta Erwin Rhode para darse cuenta de esa especie de debilidad mental de la que nacen estas supercherías (mômeries). Con eso se hacen las momias (momies). Prueba de que la increíble creencia de que el cuerpo sigue durando con forma de alma está arraigada desde hace muchísimo tiempo.
Todo esto es muy contemporáneo de lo que llamamos el saber. Se trata del inconsciente. Y no es brillante: hay que hacer un esfuerzo para no creer que uno es inmortal. Vean lo que he radiofonizado al respecto en Scilicet, donde me he ejercitado (rhodé).2
Por lo tanto, hay que clinicar. Es decir, acostarse. La clínica está siempre ligada a la cama: se va a ver a alguien acostado. Y no se encontró nada mejor que hacer acostarse a aquellos que se of recen al psicoanálisis, con la esperanza de sacar de eso un beneficio, el cual no está previsto de antemano, hay que decirlo. Es indudable que el hombre no piensa del mismo modo acostado o de pie, aunque sólo fuera por el hecho de que en posición acostada hace muchas cosas, en particular el amor, y el amor lo arrastra a toda suerte de declaraciones. En la posición acostada, el hombre tiene la ilusión de decir algo que sea decir, es decir, que importe en lo real.
La clínica psicoanalítica consiste en el discernimiento de cosas que importan y que cuando se haya tomado conciencia de ellas serán de gran envergadura. La inconsciencia en que se ha caído respecto a esas cosas que importan no tiene absolutamente nada que hacer con el inconsciente, que con el tiempo crer mi deber designar como una-equivocación (de l'une-bévue). no es de ningún modo suficiente con que uno sospeche de su inconsciente para que éste retroceda, serra demasiado fácil. Lo cual no quiere decir que el inconsciente nos guíe bien.
¿Una equivocación, necesita ser explicada? Con seguridad que no. Simplemente, el psicoanálisis supone que estamos avisados del hecho que una equivocación siempre es de orden significante. Hay una equivocación cuando uno se confunde de significante. Un significante pertenece siempre a un orden más complicado que un simple signo. No por escribirse en signo es un signifcante menos verdadero. Por ejemplo, una flecha que indica la orientación es un signo, pero no es un significante. A1 escribirse, un significante se reduce en el alcance de lo que significa. Lo que significa posee, en efecto, poco más o menos, cualquier sentido en una lengua dada. Para evaluar la cuestión tomen, por ejemplo, el sentido de la palabra devoir (deber) en francés: debe y haber, el deber entendido en el sentido de las costumbres, lo debido... ¿Qué sentido dar a lo que Freud introdujo en su Traumdeutung, donde amasó su inconsciente, sino que hay palabras que se representan ahí como pueden?
Debo decir que, aunque se nos haya querido hacer de Freud un escritor, la Traumdeutung es excesivamente confusa. Es incluso algo tan confuso que no se puede decir que sea legible. Me gustaría saber si alguien la leyó realmente de punta a punta. Yo, por deber, me impuse esta obligación. En todo caso, traducido al francés, no tiene las mismas cualidades que en alemán. En alemán se sostiene, pero no por eso hace más clara la noción de inconsciente, del Unbewusst.
Conocen ustedes el esquema. Al comienzo está la Wahrnehmung -que en alemán sirve para designar la percepción- y después algo pasa, hace progresos, hay diferentes capas de Wahrnehmung, a continuación de lo cual está el UBW, el inconsciente, y después el Vorbewusst, el preconsciente, y de ahí eso pasa a la conciencia, Bewusstsein. Pues bien: he de decir que hasta cierto punto yo he vuelto a armar lo que dice Freud. Si hablé de "retorno a Freud" es para que nos convenzamos de cuán cojo es. Y me parece que la idea de significante explica sin embargo cómo es que eso marcha.
El significante no significa absolutamente nada. Así expresó la cosa Saussure: él habló de arbitrariedad y, en efecto, no hay ninguna clase de vínculo entre un significante y un significado, sólo hay una suerte de sedimento, de cristalización que se cumplen y que tanto puede calificarse de arbitraria como de necesaria, en el sentido con que Benveniste esgrimía la palabra. Lo necesario es que la palabra tenga un uso, y que este uso esté cristalizado, cristalizado por esa mixtura que es el nacimiento de una nueva lengua. No sabemos cómo, pero al final hay una cierta cantidad de personas que hacen uso de ella. ¿Qué es lo que determina el uso que se hace de una lengua?
Es un hecho la existencia de esa cosa que, retomando un término de Freud, yo llamo condensación. Lo curioso es que la condensación deja la plaza al desplazamiento. Lo que es contiguo no elimina el resbalón, es decir, la continuidad. La Traumdeutung no es, en modo alguno, lo que uno se imagina. Se lo tradujo por la Science des Rêves (La ciencia de los sueños); después, una dama corrigió a Meyerson y lo llamó L'Interpretation des rêves (La interpretación de los sueños). Pero en realidad, se trata de la Deutung; bedeuten aquí no hace otra cosa que redoblar la equivocación y, en efecto, por lo que concierne a la referencia, bien se sabe que la equivocación es habitual. Deuten quiere decir (Deuten veut dire) el sentido, esto es lo que de-veut-dire. Estos jueguecitos entre el francés y el alemán sirven para elasticizar (élasticiser) el parloteo, pero el parloteo conserva todo su pegote.
La lengua, sea más o menos la que fuere, es goma de mascar. Lo inaudito es que conserve sus trucos. Estos se han vuelto indefinibles a causa de lo que llaman lenguaje, y por eso me permití decir que el inconsciente estaba estructurado como un lenguaje. Un psicoanalista no puede dejar de tomar en consideración a la linguística-a la ex-sistencia del significante en la linguística-, pero ella deja escapar cómo se mantiene la verdad en lo que es preciso decir que es su lugar, su lugar topológico: razón por la cual me he permitido hablar de toros, en una época.
El inconsciente, pues, no es de Freud; tengo que decirlo: es de Lacan. Lo cual no quita que el campo, por su parte, sea freudiano.
E1 sueño difiere (différe), différeud, de diferenciar de manera no manifiesta, por cierto, y completamente enigmática-basta con ver el trabajo que Freud se toma-lo que efectivamente hay que llamar una demanda y un deseo. E1 sueño demanda cosas, pero tampoco aquí le sirve a Freud la lengua alemana, porque no encuentra otro medio para designarla que el de llamarla anhelo (souhait), Wunsch, lo cual está, en definitiva, entre demanda y deseo.
Para cada cual, no se sabe por qué vía, de esas primeras palabras oídas viene caminando algo que hace que cada cual tenga su inconsciente. Por tanto Freud tenía razón, pero no se puede decir que él haya aislado verdaderamente el inconsciente, que lo haya aislado como lo hago yo mediante la función que he llamado de lo simbólico, y que está indicada en la noción de significante.
Suponer que la clinica psicoanalítica es eso, muestra una dirección a quienes se consagran a ella. Hay que decidir: el inconsciente, ¿es, si o no, lo que en su momento llamé blabla? Es difícil negar que Freud, a lo largo de toda la Science de Rêves, no habla más que de palabras, de palabras que se traducen. En esta elucubración del inconsciente no hay más que lenguaje. Freud hace linguistica sin saberlo, sin tener la menor idea. Incluso llega a preguntarse si el sueño tiene una forma de expresar la negación; primero dice que no, en lo que respecta a las relaciones lógicas, y después dice que el sueño encuentra, sin embargo, un truco para indicar la negación. ¿Existe el no en el sueño? Pregunta que Freud deja en suspenso y sobre la cual, no cabe duda, se contradice. Esto no es suficiente para que allí le pesquemos, pero sigue siendo muy llamativo que la clínica psicoanalítica no esté más afirmada. ¿Por qué no se le pide razón al psicoanalista sobre la forma en que se dirige en este campo freudiano?
Como se ve, esta noche no estoy caliente-caliente para decir que cuando se hace psicoanálisis uno sabe a dónde va. E1 psicoanálisis, como todas las otras actividades humanas, participa indiscutiblemente del abuso. Se actúa como si se supiera algo. Sin embargo, no es tan seguro que la hipótesis del inconsciente tenga más peso que la existencia del lenguaje.
Esto es lo que queria decir hoy.
Propongo que la sección que en Vincennes se intitula "de la clinica psicoanalitica" sea una manera de interrogar al psicoanalista, de apremiarlo para que declare sus razones.
Que quienes encuentren algo para decir sobre lo que he afirmado esta noche, lo declaren.


Preguntas y Respuestas

Marcel Czermak: En la breve nota que usted redactó con destino a esta Sección clinica, escribe que la clínica es "lo real en cuanto que es lo imposible de soportar".

Jacques Lacan: Lo escribí, y no reniego de las cosas que he escrito. Eso me traería complicaciones.

M. C.: Pero también se toma a la clínica en una dialéctica de palabra, y esto no carece de relación con la verdad.

J. L.: Lo más extraordinario es que Freud, que alguien le diga la verdad, nunca se lo cree. Basta leer la Traumdeutung para darse cuenta de que él jamás cree que podrá alcanzar la verdad. Decir que la verdad está enlazada a esas especies de nudos, a esas cadenas que yo hago, explica precisamente la parte extraviada de la búsqueda, en la Traumdeutung, de lo que es verdaderamente la verdad. La verdad no carece de relación con lo que denominé lo real, pero se trata de una relación poco sólida. La forma más clara en que se manifiesta la verdad es la mentira: no hay analizante que no mienta sin parar, hasta en su buena voluntad de caer justo dentro de los cuadrados que Freud trazó. Esto explica por qué la clínica psicoanalítica consiste en volver a cuestionar todo lo que Freud dijo. Así lo entiendo yo, y así lo pongo en práctica en mi propio bla-bla.

M. C.: Por un lado el registro simbólico es enumerable, por el otro...

J. L.: En el diccionario hay un cierto número de palabras, pero que no alcanzan a dar cuenta del uso de la lengua.

M. C.: Por otro lado, lo real es más bien difícilmente enumerable. Entonces, ¿cómo puede ser la clinica objeto de una transmisión?

J. L.: De acuerdo. Una de las cosas que omití poner de relieve es que hay un campo que designé con el nombre de goce del Otro, goce que debe representarse por lo que es, o sea, como inexistente. Lo que haría falta es dar cuerpo-hay que decirlo- a ese goce del otro ausente, y hacer un pequeño esquema donde lo imaginario se hallaría en continuidad con lo real. Es manifiesto que lo imaginario forma parte de lo real, el hecho de que haya cuerpos forma parte de lo real. Sobre el hecho de que hay vida podemos cogitar y hasta elucubrar locamente-esto no es peor que cualquier otra cosa, el ADN y su doble hélice-; de todos modos sólo a partir de aquí puede concebirse que hay cuerpos que se reproducen. Por tanto, los cuerpos forman parte de lo real. Con respecto a la realidad del cuerpo que sueña y que sólo sabe hacer eso, con respecto a esa realidad, es decir, a su continuidad con lo real, lo simbólico es providencialmente lo único que le da su nudo a este asunto, lo único que de todo eso hace un nudo borromeo.

Jacques-Alain Miller: ¿Exigen las mismas categorías, los mismos signos, la clínica de las neurosis y la clínica de las psicosis? ¿Entiende usted que una clínica de las psicosis puede arrancar de una proporción como: "el significante representa al sujeto para otro significante", con lo que de ésto se deduce en cuanto al objeto a? ¿ |S_barrado|, a, S1 S2, son términos apropiados para la clínica del psicótico?

J.L.: La paranoia, quiero decir la psicosis, es para Freud absolutamente fundamental. La psicosis es aquello ante lo cual el analista en ningún caso debe retroceder.

J. A. M.: En la paranoia, ¿representa el significante al sujeto para otro significante?

J. L.: En la paranoia el significante representa a un sujeto para otro significante.

J.-A. M.: ¿Y puede usted situar ahí "fading", objeto a...?

J. L.: Exactamente.

J.-A. M.: Habría que demostrarlo.
J. L.: No hay duda de que habría que demostrarlo, es cierto, pero no lo demostraré esta noche.

Solange Faladé: ¿Qué hay que pensar del final de un análisis en un paranoico si ese final es la identificación con el síntoma?

J. L.: Es muy cierto que no sólo el paranoico se identifica con el síntoma sino que además el analista también se identifica con él. El psicoanálisis es una práctica delirante, pero es lo mejor de que se dispone actualmente para hacerle tener paciencia a esa incómoda situación de ser hombre. En todo caso, es lo mejor que encontró Freud. Y él sostuvo que el psicoanalista nunca debe vacilar en delirar.

Otro participante: Usted incluso dijo una vez que era psicótico.

J. L.: Sí, en fin, ¡trato de serlo lo menos posible! Pero no puedo decir que esto me sea útil. Si fuera más psicótico probablemente sería mejor analista. Lo mejor que hizo Freud fue la historia del Presidente Schreber. Se mueve ahí coma pez en el agua.

J.-A. M.: Ahi no se puso junto a una cama sino que tomó un texto.

J. L.: Es bien cierto. No fue a hacerlo charlar al Presidente Schreber. De todos modos, nunca es más feliz que con un texto.

J.-A. M.: Me queda algo por preguntarle concerniente a la práctica de la psicoterapia, de la que tendremos que hablar en esta Sección clínica. No hace mucho usted soltó, sin vueltas, esta fórmula: "La psicoterapia lleva a lo peor". Esto debería implicar que uno no puede decirse "lacaniano" y "psicoterapeuta" a la vez. Me pregunto hasta qué punto esto es tomado en serio y, a decir verdad, hasta qué punto usted toma en serio lo que dijo.

J. L.: Dije eso con seriedad.

J.-A. M.: ¿Las psicoterapias no valen la pena?

J. L.: Seguro, terapiar lo psíquico no vale pena. Freud también lo pensaba. El pensaba que no había que apresurarse a curar. No se trata de sugerir ni de convencer.

J.-A. M.: Y además pensaba que para el psicótico esto no era posible, pura y simplemente.

J. L.: Exactamente.

¿Nadie más va a entrometerse en esto? La clínica psicoanalítica debe consistir no sólo en interrogar al análisis, sino en interrogar a los analistas, de modo que éstos hagan saber lo que su práctica tiene de azarosa, y que justifique a Freud el haber existido. La clínica psicoanalitica debe ayudarnos a relativizar la experiencia freudiana. Es una elucubración de Freud. He colaborado en ella pero ésta no es razón para que me apetezca. Con todo, hay que darse cuenta de que el psicoanálisis no es una ciencia, no es una ciencia exacta.


Texto establecido por J.-A. Miller
Publicado en Ornicar?, 9, abril de 1977


Traducción: Irene Agoff.



NOTAS

1 Múltiple juego de palabras fundado en varias paronomasias. Direvent, literalmente, "decir-viento", suena como clara deformación de divan, "diván". De aquí los deslizamientos a vent, "viento", vanner, "cribar" y se vanter, "jactarse". (N. del T.)

2 En el original, "où je me suis rhodé", donde, por la reciente alusión a Erwin Rhode, se modifica la ortografía del verbo roder, que hemos traducido por "ejercitar", en una de sus acepciones. (N. del T.)

jueves, 13 de noviembre de 2008

Alberto Moretti. "Interpretar y referir" (Ejercicios de análisis filosófico). Ed. Grama, Bs.As., 2008



ÍNDICE

Prólogo
Origen de los textos

I. Significados
1- Semántica tarskiana, lenguaje natural y ontología
2- Lo razonable, lo caritativo y el relativismo
3- La interpretación de los lenguajes de primer orden
4- Lógica y semántica

II. Hechos
5- Teorías y verdad: el Tarski de Popper
6- Fidelidad a los hechos y suspicacia semántica
7- Notas sobre realismo y verdad

III. Cosas
8- Sobre la objeción de Orayen a la semántica de Meinong
9- Otro argumento contra las semánticas meinongianas
10- De lo que no hay
11- El platonismo de Frege

PROLOGO

Interpretar algo como texto o discurso, creer que pertenece a un lenguaje, actuar ante él, con él, como si formara parte de cierta práctica con respecto a la cual se torna significativo, es un hacer característicamente humano. También se piensa que atribuir significación implica, muchas veces, establecer cierto tipo de conexiones entre el discurso considerado y algo diferente (otro discurso o algo, al parecer, de índole no discursiva). En estos casos, además, el intérprete normal distingue entre las conexiones eventualmente establecidas por las oraciones y las que correspondan a las expresiones no oracionales; distingue también entre afirmar y nombrar, entre pretensiones de verdad e intentos de referencia y, tal vez, entre hechos, objetos y propiedades.

Los artículos reunidos en este volumen tratan unos pocos aspectos de estas cuestiones. Peor aún, lo hacen bajo importantes limitaciones personales e institucionales. El título del volumen, entonces, alienta más interés del que los textos tienen. Que tengan sólo el que tienen, además de evitar sobresaltos, sugiere que el asunto es difícil y que los textos, en general, son movimientos de aproximación y, acaso, de espera. Las maneras académicas no suelen satisfacer la oscura aspiración a la filosofía. Pero, ¿quién pensaba que algún género de actividad iba a hacerlo? Los ejercicios académicos, en su justa medida (que es lábil, contextual y siempre debe indagarse) tienen algún atractivo intelectual ligeramente mayor que el de su inexistencia. Al menos el de la memoria y lo marginal. Y no tienen por qué ser menos propicios para la comprensión y el propio estar en el mundo que la literatura, la política activa, el oficio de tornero o el de acumular capital, contribuir a la neurociencia, publicar páginas que invoquen el advenimiento de un pensar genuino, la conversación en el ágora o el silencio misterioso.

Agradezco a las muchas personas que de maneras diversas me orientaron en estos ejercicios. Intentaría nombrarlas. Pero esta compilación no merece tantos auspicios. Además, ya se sabe, a los agradecimientos los completa el olvido, y sería grave en mi caso omitir, por ejemplo, los nombres de Raúl Orayen o Tomás Simpson. Diré sí, que una fuente común de estos ensayos está en lo que aprendí en los grupos de estudio y los seminarios de la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico, en épocas en que "la" filosofía analítica no tenía lugar en la universidad pública por sospechosa de pervertir a la juventud decente (fuese a ser liberal, nacional o progresista). Confundir un río con una inundación, o a Nietzsche con su hermana. A veces pasa. La voluntad de reunirlos se originó en Glenda Satne, a quien le agradezco su trabajo y, sobre todo, que piense, o haya pensado, que el resultado es un poco más útil que nocivo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

ALEJANDRO ÉRCOLI. "Cómo meter a Lacan y a Foucault en la cárcel" (Segunda parte)

Parte II

Si consideramos al sujeto humano hablante atravesado por el discurso jurídico es inevitable la referencia al concepto de normalidad. Entendida como el ajuste que el discurso jurídico prevee para los individuos de una sociedad, en esa dirección nos encontramos con un término frecuente en nuestro ámbito: salud mental. Es portador de la salud mental aquel que logra comprender las normas y aquel capaz de asumir la responsabilidad de su conducta en relación a dichas normas.

En el sistema penitenciario, la salud mental es un factor que hace variar las condiciones del encierro, desde el tipo de cárcel, hasta la duración de la pena. Entonces el primer problema es establecer como analistas, situar como abordamos esta cuestión. Para ser más exacto, no hay forma de desentenderse del problema que implica el concepto de salud mental, trabajando en una institución destinada a personas que faltaron al pacto social.

Es frecuente en instituciones y dispositivos asociados al saber médico, vincular la salud con las capacidades de una persona. En este sentido se trata de un concepto de persona o individuo pensado como una unidad –valga la reiteración capaz de responder por si mismo. Lacan en “Subversión del sujeto…”, nos da una pista, dice que el sujeto para el psicoanálisis no se corresponde con el sujeto de la psicología. Es bien claro al señalar como la diferencia fundamental es para el psicoanálisis, la inexistencia de unidad o recubrimiento entre lo psíquico y lo orgánico, no hay posibilidad de autoconocimiento dado que el sujeto se constituye a partir de los significantes que provienen del campo del Otro. Entonces se nos amplia el problema porque si tenemos un sujeto efecto de una combinatorias de significantes es mas difícil imputarle la autonomía que exige la aplicación del concepto de salud mental. Pensarlo como capaz o incapaz, no resuelve nada, salvo un problema administrativo o de clasificación. Lacan indica que si el psicoanálisis lleva al sujeto hacia algún lado, es hacia a un desciframiento de aquello que padece, cifrado en relación al campo del Otro. En este sentido nos alejamos de la psicopatología, recordemos la metáfora utilizada en “Subversión…”, es un sujeto que lleva un tatuaje con un mensaje en el cuero cabelludo, y por lo tanto no puede leerlo, aunque si sufre las consecuencias de ese texto. Entonces es un sujeto que es efecto y no causa, que se desconoce a sí mismo, por lo tanto no se puede interrogar sin dirigirse a eso que le viene del Otro.

Para Foucault, la cosa es bien distinta, se trata de un desdoblamiento del acto, que da como referencia a la persona o mas precisamente la personalidad –este tema es mencionado en párrafos anteriores-. Esto significa que no supone la existencia de dos cadenas de significantes, que tensan otra escena, sino una sola escena en la cual la personalidad del imputado se torna como la explicación del acto criminal. Por supuesto dicho autor, va a criticar esta maniobra realizada desde el lugar de quien puede castigar. Para él, el desplazamiento del acto hacia la persona, pone de relieve un problema del discurso jurídico y no una solución. Surge un elemento que el discurso jurídico no pudo anticipar, y por lo tanto no logra explicar. Entonces la respuesta es clasificar y controlar.

Les propongo una palabra clave, muy fuertemente utilizada en el mundo psicoanalítico pero que en realidad no le pertenece, al menos con exclusividad. La palabra es responsabilidad, consideren que establecer la responsabilidad de un acto es un problema del juez, sin embargo es muy común como maniobra en un análisis señalar a alguien su responsabilidad. Esto es algo que se puede hacer con una persona un individuo pero no con el sujeto del inconciente. Tratar al sujeto del inconciente como a un yo no es la vía del análisis. Piensen en la descripción de “Subversión del Sujeto…”, Lacan dice que al sujeto de lo caza en el intervalo, es un efecto, entonces como hacen para responsabilizarlo, no se lo caza diciendo “es usted, hágase cargo”. No obstante, esta es la función del juez, fijar al responsable de un acto o de un hecho, aunque dentro del psicoanálisis lo tendemos a confundir. Si en cambio, podemos pensar que la noción de responsabilidad es el elemento que articula sujeto e individuo, si genera una pregunta y el deseo de avanzar en ella. La responsabilidad solamente implica la capacidad de responder jurídicamente, para llevarla a un análisis hay que hacer algunas maniobras que habiliten una otredad, otra referencia que no sea solamente la persona que habla. Digámoslo con todas las palabras, se trata de pensar un deseo en abrazo con otro deseo – esto está trabajado por Lacan mediante el recurso de la topología, por ejemplo con los dos toros abrazados- y no como un aspecto en el interior del individuo.

Entonces una alternativa para recortar mejor la posición del analista, es vincular la salud mental con la responsabilidad con el derecho y poner sobre la mesa que eso no es el deseo. Tenemos la dificultad que la práctica de la clínica psicoanalítica en la institución penal, implica vérselas con esta demanda, es decir fijar los límites de la responsabilidad y la normalidad. Esto significa que en la institución, al menos en tanto fenómeno la demanda es tratada como desenlazada del deseo, por medio de una serie de exigencias concretas que afectan a quienes se desempeñan allí. En el discurso del orden social, el deseo no cuenta como estructurante del sujeto humano hablante. Como dice Foucault, el deseo para los dispositivos de control queda ligado a un deseo de transgredir únicamente. Siguiendo esta dirección en “Psicoanálisis y Medicina “, Jacques Lacan señala que el médico ejerce su saber en el campo de la demanda, sin considerar el deseo. Aclara que no es necesario ser un entendido para detectar que existe una diferencia clara, entre lo que alguien pide y lo que quiere. Hace de esta diferencia no solo un elemento clínico sino también un observable en la vida cotidiana. Ejemplifica en relación al médico, que el enfermo lo desafía a que lo cure, le pide que le restituya la salud pero que esto no sugiere que sea lo que enfermo quiere, y habilita la leer allí que el paciente podría no querer ser curado. En principio tenemos que la demanda se articula con un poder de resolución otorgado al médico, también vale para el analista. Siguiendo con Lacan, el médico responde recetándose a si mismo. Dicha figura es compatible con la de un experto un especialista, versión antagónica con la posición del analista. Considero comparable la situación del médico respecto de la demanda del enfermo, con la situación de un analista respecto de la demanda institucional. Es decir queda cegado respecto de lo inconciente, considerando solamente que debe responder. Para aclararlo, se vuelve de mas importancia en la demanda institucional la clasificación, la psicopatología, la personalidad, que lo que alguien quiere para su vida y de que modo se arregla con eso.

Ahora bien recordemos que la institución, la cárcel en este caso presenta enunciados con valor de verdad, al referirse al dar su versión sobre alguien. Son enunciados más del lado de una doctrina que de la ciencia, pero que invocan el amparo de la ciencia en su justificación. Expresan una necesidad originada en lo jurídico. Foucault en el libro “Los Anormales”, nos recuerda que el juez moderno para cumplir con el principio de íntima convicción, necesita una serie de elementos que valgan en su poder demostrativo, que van más allá de las pruebas del delito. Por lo tanto demanda a alguien elevado a la condición de experto que formule un enunciado. Se trata del desdoblamiento nombrado anteriormente, del acto en la persona. Muchos informes y estrategias de tratamiento dentro de la institución penal tienen esta modalidad, y son altamente funcionales.

Observen que desde la institución, surgen enunciados que circulan sin pertenecer a una posición enunciativa, es decir nadie o todos los dicen. Entonces podemos comparar al enfermo y a la institución en tanto, exigen respuesta pero ignorando que es lo que quieren para cada interno, y generando un partenaire del que se espera el saber.

Cual es la maniobra que introduce el psicoanalista, hacer entrar el deseo, tanto su deseo de analizar como el de aquel que pide análisis. Digo maniobra del analista y no del psicoanálisis porque si bien el deseo es la llave maestra para acceder al psicoanálisis, es el analista quien hace de esto una cuestión singular.

Parto de leer al tratamiento psicoanalítico, como aquello que va a modificar la posición del sujeto en dirección al lazo social, más que de considerar la salud mental del paciente. Se va a modificar la relación del sujeto con el Otro, mas precisamente con Otro que existe en tanto barrado. Recordemos que el motivo del encierro, se inicia en una falta al orden social, al pacto social. Normalmente se pide que la cárcel encierre y en el mejor de los casos readapte o “cure” al criminal, una suerte de encamisado que lo rectifique, que lo ponga a punto para la inserción social. Lo usual es que esto falle, y quien está encerrado halle en esa condición la más plena identificación, no por culpa de sus pares sino por un efecto de discurso. Un ejemplo es asumirse como enfermo o fallado.

Entonces en tanto analistas tratemos a la demanda como el sitio –simbólico- donde circula el deseo, donde ningún significante representa al sujeto del deseo pero está presente en el entredicho. Esto implica que a quien atienden algo desea y que si existe alguna posibilidad de cambio subjetivo y objetivo es vía el deseo. En la medida que den cuenta que un interno, es un sujeto humano hablante, que desea se podrán pensar otros modos de lazo social, pero en función del deseo. Si en nuestra brújula el norte lo fija la condición deseante, desde allí alguien podrá modificar su relación al pacto social a la ley. Porque se pondrán en conexión, deseo ley y un modo de goce. El pacto social será el operador que haga posible que el deseo circule, entre el sujeto y sus otros, dando lugar a una nueva forma de relación y de goce. El hecho de un cambio de conducta para nosotros como analistas, es por añadidura de seguir por la vía del deseo. Vale decir que alguien deje de robar podría suceder porque descubrió algo que quiere para su vida, y que por ejemplo robando y estando preso no puede hacerlo. Si avanza con eso que descubrió seguramente, su modo de vínculo social, con la ley con el deseo y con el goce estarán modificados. Esto es mas allá de la salud mental y la psicopatología Usualmente el estigma de criminal, chorro, delincuente, conllevan una percepción del modo de goce vinculado a lo enfermo o la perversión en sentido corriente, es una lectura desanudada del deseo.

Para finalizar, nos vemos convocados por una demanda que proviene desde lo jurídico, podríamos pensar como sujeto del derecho a aquel capaz de responder por sus actos, de asumir las consecuencias de los mismos. Ahora bien ¿alcanza esto para pensar en un análisis? entiendo que no. Poder responder no implica querer hacerlo, cuando se da el pasaje de poder responder a querer saber a cerca aquello que causa sufrimiento, allí están las condiciones para el análisis. Esta es la jugada que perfora la demanda, que permite responderla sin quedar tomado por sus términos, pasar del hombre institucionalizado al sujeto de deseo.

Para finalizar, la salud mental asociada a la posibilidad de responder, es un problema jurídico, para nosotros la cuestión está del lado querer saber. Es distinto que alguien descubra que desea algo y se proponga ver como avanza en ese camino, que fijar si puede hacerse responsable o no.

Alejandro Ércoli

haercoli@hotmail.com