jueves, 17 de julio de 2008

CLAUDE DORGEUILLE. “Morir de vergüenza” (Comentario a la lección XVI del 17 de junio de 1970, Seminario XVII) .

Morir de vergüenza, he aquí un significante nuevo, que aparecía de forma abrupta en la última lección del seminario de L’envers, y que no reaparecerá jamás en el discurso de Lacan. Esto nos permite eliminar fácilmente la hipótesis de que introduciría un cambio radical en la economía de la doctrina.
Lo que se puede afirmar fácilmente, sin embargo, es que funciona en la lección como el significante-amo en torno del cual esta se ordena. Así se ilustra la afirmación de Lacan de que “lo que distingue a un texto como legible”, es la orientación de un significante-amo “que define su legibilidad” (p. 254). Da inmediatamente un ejemplo con la novela de Balzac, L’envers de l’histoire contemporaine. Si el reverso del psicoanálisis es el discurso del Amo, en la novela de Balzac el reverso de la ideología reinante está ilustrado por un pequeño grupo de personas reunidas en torno de Madame de la Chanterie, cuya actitud es confirmada espectacularmente por la revelación, al final del texto, de que el Señor Bernard, alias el barón Bernard de Bourlac, no es otro que el procurador sin piedad que condenó a su hija al cadalso de forma injustificada. Pero Bernard de Bourlac encarna en sí mismo este reverso, puesto que, de representante de la ideología dominante en un primer tiempo, se encuentra en un segundo tiempo reducido a la miseria y a una actitud similar a la de Madame de la Chanterie en sus relaciones con su hija y su nieto. Lacan lo compara con el análisis que había realizado en el seminario sobre Las Psicosis de la primera escena de Atalía, donde se opera una inversión espectacular sólo por un hecho de discurso.
Pero morir de vergüenza, no es otra cosa que una articulación significante con la que se puede jugar hasta el infinito, y sobre ese punto, Lacan se divierte a lo grande haciendo valer lo que ha llamado anteriormente, en respuesta a M. Georgin, los efectos de cristal a los que el significante puede dar lugar. Es el afecto de la muerte –de la que no se puede decir nada– y por eso un imposible, es decir un aspecto de lo Real. A través de un gran número de ejemplos, de entre los cuales el de la reforma universitaria reciente que transforma a los estudiantes en unidades de valor, Lacan regresa a su significante-amo. “Tener vergüenza de no morir (de vergüenza)”, eso sugeriría que concierne a lo Real. Somos aquí llevados a una de las respuestas dadas a M. Georgin, a saber, que “nada es incompatible con la verdad”. En efecto, es de ella que el saber emerge, ese saber que “se agrega” a lo Real, gracias a lo cual puede sostener la “falta en ser”.
La evocación, a continuación, de la función radical que constituye el descubrimiento de las integrales y de las diferenciales [en Leibniz], le permite aproximar su puesta a punto de los cuatro discursos, y recordar que lo que debe guiar al analista en la dirección de una cura, no es otra cosa que la referencia de los cuatro términos S1, S2, $ y a, algo que ya había anunciado al final del seminario D’un Autre à l’autre.
El punto esencial del sistema en el cual estamos capturados, es la producción de la vergüenza y lo que ella produce, es el impudor, lo que será ejemplificado por la producción de tesis en la Universidad, con la importancia acordada al nombre del autor, el que juega aquí el rol del significante-amo. Si se imponía esta ley de producir cualquier cosa estructuralmente rigurosa en lugar de preocuparse por hacer valer un “señor”, eso tendrá sin duda mayores consecuencias de lo que se imagina. Lacan da como ejemplo de esto los avatares del texto de Diderot, Le Neveu de Rameau.
La lección termina por lo que ha comenzado, a saber, “ocurre, no demasiado, pero sí justo lo suficiente, que llego a darles vergüenza”.
Obviamente, estos breves señalamientos no pretenden agotar el texto de Lacan que, más que ningún otro, se ofrece a innumerables comentarios.


Fuente del texto: AA.VV. Livre compagnon de « L’envers de la psychanalyse », séminaire 1969-1970 de Jacques Lacan, ALI, Paris, agosto de 2007
Traducción: Pablo Peusner