jueves, 9 de agosto de 2007

ERIC LAURENT - "¿Qué es un órgano del cuerpo? El cuerpo en el psicoanálisis y las neurociencias".

Esta fue en la facultad de Psicología de la UBA, el 30 de noviembre del 2006. Eric Laurent es hoy el presidente de la AMP. Amado por muchos y odiado por otros (aunque no tanto como JAM). En fin, le van a dejar un "presente griego"...

La conferencia es interesante y tiene un final muy bonito.

Que la disfruten.

PP


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¿QUÉ ES UN ÓRGANO DEL CUERPO?
EL CUERPO EN EL PSICOANÁLISIS Y LAS NEUROCIENCIAS


por Eric Laurent.


Esto me recordaba cuando yo era estudiante. Ahora, tenemos que hablar de lo que elegí como tema para ustedes “Los órganos del cuerpo en la perspectiva psicoanalítica”. Para Freud, que han leído este año, los órganos se presentaban –los cinco sentidos- como precisamente modos de conocimiento del mundo.
Freud alargaba a esa perspectiva clásica notando que la civilización tiene un impacto directo sobre ese cuerpo, alargando sus posibilidades. Y nos dice en “El malestar en la cultura”, gracias a los aportes de la civilización el hombre perfecciona sus órganos, sean motores o sensoriales, y que alargan considerablemente los límites de su poder.
Las máquinas entonces le permiten utilizar fuerzas gigantescas tan fácil a dirigir, gracias al aéreo, al barco, ni el agua ni el aire, puede impedirlo desplazarse. Con las gafas corrige los defectos de sus ojos. El telescopio le permite ver a inmensas distancias. Y el microscopio sobrepasar los límites asignados a su visión por la sutura de la retina. Con el aparato fotográfico se ha logrado un instrumento que puede fijar las apariencias. El disco del gramófono, descripto por Freud en el ’38, le procura el mismo uso en cuanto a las impresiones sonoras efímeras. Estos dos aparatos son dos materializaciones de la facultad de recuerdo de su memoria. Gracias al teléfono escucha a un distancia tal que los cuentos de hadas mismos pensaban como no franqueables.
Así que la civilización se presenta a este nivel, como un órgano del cuerpo más, una ampliación, y cuando nos falta vemos lo que pasa, como hoy. Cuando nos falta el equipo de sonido, esta ampliación de mi voz que permite dirigirme a una concurrencia tan larga, se vuelve difícil, pero también lo que pasó hoy recuerda que el equipo de sonido necesita para funcionar un cuerpo en acto, y que puede tener que pasar por cosas como infartos, o estar detenido en los suburbios, y si no se desplaza el cuerpo precisamente, está impedido que la civilización al mismo tiempo, alargamiento de los poderes del cuerpo pero también detenimientos, huelgas, atascos, todo lo que nos impide precisamente desplazarnos.
Lo que instala Freud en este texto es que la civilización al mismo tiempo, ampliación de los órganos, pero que instala en el núcleo central de este cuerpo una relación con el malestar de esta civilización. Al mismo tiempo ampliación y malestar.
Esta perspectiva es una perspectiva que se inscribe en las reflexiones en estos años, es un pueblo que cuando Freud describió el malestar en la civilización, la segunda guerra, era muy próxima, segunda guerra mundial, y él mismo había ya vivido la catástrofe que fue la primera. Cuando él desarrolla el tema de este malestar en la civilización, es el momento en el cual ya la crisis moral del occidente, había sido tematizada por muchos autores antes de Freud.
Las mentiras de la civilización aparecían de manera ya patente, no a nivel de lo que iba a pasar en esta segunda fase de la guerra europea que incluye lo que se llama primera y segunda guerra pero que es la misma que duró medio siglo, que permitió chocarse con la mentira más fundamental en el núcleo central de esta civilización.
Antes de Freud, la tematización de esta crisis era decir que la civilización nos daba un plus gracias a la ciencia, un plus de acción sobre el mundo, pero que la ciencia no nos daba un sentido moral más elevado. Era ampliación de nuestros poderes pero falta del sentido moral.
Freud toma la perspectiva y al mismo tiempo subrayar el efecto de ampliación de estos órganos del cuerpo, pero en lugar de culpar –se puede decir- el sentido moral del sujeto contemporáneo, pone la culpa a nivel de una falta de goce, a nivel de una exigencia de goce que no para.
Dentro de las renuncias morales que trata de imponer la civilización, en el centro de lo que parece para los otros autores como la vía de salida de la crisis, un llamado aún más de sentido moral, esta vía que aparece es una vía de perdición porque dentro de esa exigencia moral se manifiesta de hecho, una exigencia de goce radical.
El órgano del cuerpo freudiano, al mismo tiempo que alarga los poderes del conocimiento del mundo, no nos da la certidumbre que tenemos un lugar vivible en este mundo.
Me llamó la atención que esta perspectiva del órgano, de la crítica de Freud a la ciencia y a sus poderes, es algo que es aceptado, difundido en la cultura, y parece una herramienta que Freud nos ha legado para pensar las dificultades de nuestra civilización.
El Diario Página 12, en su edición del domingo pasado publica un artículo de José Pablo Feimann, un muy conocido escritor y periodista, filósofo, y dice: Freud decía que el hombre es un Dios con prótesis, un Dios que se construye todo tipo de apéndices para prolongar sus poderes. De esos apéndices los más costosos y los más letales son los destinados a la guerra, al estridente arte de asesinar. Estos apéndices a su vez se han transformado en un negocio formidable, en una industria incesable.
Los órganos al mismo tiempo, como lo nota muy bien Feimann, que incluye la pulsión de muerte dentro de esta perspectiva, al aumentar cualquier poder del cuerpo, se aumenta el poder letal de destrucción de este mismo cuerpo.
Es en esta perspectiva que Lacan retoma el problema a partir de los desarrollos en los años ‘50/’60, digamos durante los años ’60 culmina el auge del cuestionamiento fenomenológico sobre el cuerpo. Y el cuestionamiento de la filosofía de la época sobre este cuerpo incluía los desarrollos neurológicos, especialmente del destacado neurólogo alemán Golstein (por fonética) con su colega Gell (por fonética) que habían hecho un tratado famoso que inspiró mucho y escribió uno de sus seminarios, y el ámbito de la fenomenología de la época.
Lacan retoma este problema para restaurar un diálogo con esta nueva presentación del tema en esta conversación que se instalaba entre neurología y filosofía alrededor de este tema del cuerpo. Es que todas las ampliaciones de los órganos, con toda la consideración sobre el órgano como modo de percepción del mundo, Lacan lo considera como sólo modos de darse una representación imaginaria de este mundo. Uno, gracias a estos órganos y todas sus ampliaciones, imagina su posición en el mundo. Desde el punto de vista de lo real él nota que estos órganos al final, este supuesto conocimiento del mundo que nos da, sólo testimonia el hecho de que cualquier ser vivo conoce lo que necesita para sobrevivir en un mundo.
Necesitamos en tanto que vivos, tener una cierta representación del mundo para sobrevivir. Pero esto no nos da ninguna certidumbre que el mundo como tal existe, es la crítica que hicieron los idealistas, que hicieron que el hecho de pensar conocer el mundo no es una garantía que haya un mundo como tal, que puede ser ilusorio, que cualquier ampliación del órgano no nos permite definir el mundo al cual pertenecemos.
La respuesta fenomenológica fue decir la certeza de pertenecer al mundo, de estar vivo en este mundo no viene de la representación imaginaria que nos proporciona a los órganos, pero viene de la presencia al mundo del cuerpo mismo. El cuerpo mismo es el órgano, no se puede decir suplementario, el órgano, de todos los órganos que permite él, por lo que le pasa, tener la certeza que no todo es sueño, de que sí estamos como vivos, presente en el mundo y la civilización. Sería el cuerpo que nos permite inscribirnos en este mundo, preocupación tan fundamental, cómo inscribir mi trabajo en el mundo. Como estudiante voy a escribir mi trabajo no sólo en la cátedra, más allá en la psicología, cómo voy a tener la certeza que tengo un lugar allí.
Esta perspectiva, esta interrogación fue retomada por ejemplo en Jean Paul Sartre, que presentaba esta necesidad de inscribirse en el mundo, lo veía en actividad del niño en la playa, probablemente él, nos contaba esto en su libro “El ser y la nada”, el niño en la playa que a los cinco años y antes, ponía su dedo en la arena para hacer un hueco utilizando su cuerpo, no como representación sino para inscribirse dentro de este mundo, inscribiendo el hueco la huella de la nada como el signo de presencia de él en el mundo. El cuerpo como no un órgano de representación sino un órgano de mediatización, de la posibilidad de abrir huecos en el mundo en el cual implicarse.
Inscribirse en el mundo es hacerse el hueco que permite poner el dedito allí y tener la idea de que con este dedito en el hueco uno es parte en el mundo. Esta representación es muy llamativo, es un cuento bien construido.
Lacan consideró esto como una falsa solución, como la falsa solución filosófica. Era ya distinta la figura como presentaba Kant, el filósofo que va por el mundo tapando sus huecos del mundo con sus teorías allí, más bien el filósofo que abre huecos. Pero lo que es falsa perspectiva es pensar que sólo hay que poner el dedito allí es suficiente para asegurarse de su existencia. Y Lacan lo comenta de manera muy divertida, dice, es exactamente lo que Ferenczi comenta en un artículo muy famoso, este fantasma de inscribirse en el mundo así es parte de la fantasía más amplia de, con su cuerpo entero, reintegrar el cuerpo maternal, nostalgia de esta fusión con el mundo, de esta reintegración, desaparición dentro del mundo.
Y Freud y Ferenczi habían notado en la clínica que es una fantasía frecuente en los neuróticos hombres en el momento de hacer el amor, tener el temor de estar absorbidos; o como me lo contaba alguien hace poco, un médico muy hábil en su profesión, que como quirúrgico tuvo la primera vez de encontrarse con una pariente de él que había tenido una operación y tuvo que hacer la sutura de esta operación y se desvaneció, y era exactamente esto, ser enfrentado al hueco fundamental del cual salió al mundo, y hubo el único desvanecimiento de su carrera.
Esta fantasía tiene como consecuencias en la clínica de provocar la impotencia, al temor de estar absorbido en el mundo el hombre no puede dar el órgano, se faliciza el cuerpo y pierde el uso del órgano fálico, fantasía de impotencia.
Así que esta solución filosófica Lacan la rechaza como falsa perspectiva para asegurarnos que tenemos este lugar en el mundo, pero lo que hay de verdad en esta perspectiva es que toda certeza al final que tendremos sobre el mundo, pasa por la percepción con el efecto, con la presencia del mundo a través de esos órganos.
Ahora la filosofía de nuestro tiempo pasa por esto, en la tradición inglesa, Russell y el atomismo lógico de Russell, al final desembocó sobre el debate sobre los sens data, las formaciones que dan los sentidos, qué lugar dar a esto?, cómo estar seguro que los sens data corresponde al mundo, y hay centenas de libros que discuten el tema. Por supuesto atraviesa toda la obra de Duchamp, sé que hay algunos especialistas de Duchamp en la sala.
Atraviesa también el debate entre el positivismo lógico de Carnac. Entonces el movimiento del positivismo lógico tuvo como ambición, una ambición tremenda, ahora no era hacer el huequito en la arena, pero casi, era una ambición de reducir todos los enunciados posibles en la civilización, reducirles en una base de percepción corporal verificable. Todo lo que se dice al final tenía que reducirse en un enunciado fisicalista. Fisicalista al final significaba con la percepción de los órganos del cuerpo, ampliada o no con los aparatos de la ciencia, problema secundario.
Problema central de toda esta construcción fantástica era tratar de reducir todo lo que se dice finalmente a la certeza de una percepción. Y esta obra, este movimiento fantástico como momento del pensamiento, el entusiasmo del círculo de Viena es algo excepcional, esos jóvenes exaltados pensaban la solución para salir, ellos también querían salir de lo que les esperaba, del nihilismo que iba a surgir, entonces había que asegurar algo en la crisis. Reducirse a la percepción de los órganos.
Y se sabe que Popper, en el ’34 en el artículo clásico, criticó la construcción que hacía Carnac, la construcción lógica del mundo, criticándole sobre este punto cualquiera sea la reducción fisicalista, mismo si se reducen los enunciados, si se hace una descripción fuera de la primera persona. Eso no va a cambiar el hecho de que con el enunciado protocolar, es decir, reducido tipo quiero levantar el brazo entonces levanto el brazo, no se puede traducir al X quien quiere levantar el brazo, se ponen las comillas, se saca la primera persona, se pone una X, se hace una serie de transformaciones así, pero eso Popper al final dice que no nos alivia del hecho de que levantar el brazo implica una decisión, que cual sea las determinaciones o el sentimiento de la reducción fisicalista, hay el acto de voluntad que viene a descompletar los enunciados fisicalista, y esto no nos permite eliminar el problema metafísico de la libertad.
Popper y otros, inauguraron un debate que tuvo una escansión fundamental en el ’53 con la publicación del artículo de Cuain (por fonética) sobre los dos dogmas del empirismo que fue la señal de la ruina de esta perspectiva, del empirismo lógico. Y finalmente con la famosa introducción de la indeterminación de la traducción, hubo las comillas porque también hay centenas de libros que comentan qué quiere decir exactamente la incertidumbre de la traducción, pero al nivel que nos interesa constatamos que esto precisamente no fue suficiente para introducir una certeza. Y en este artículo del ’53 se concluye de una muy hermosa conclusión porque Cuain es un escritor en realidad además lógico, cuando él dice que para los griegos los dioses eran la creencia que les aseguraba que había un mundo.
Él dice: En el mundo de la ciencia, los objetos del mundo son la mitología necesaria para que se mantenga la idea de que sabemos de qué hablamos. Y en este sentido creo en el mundo exterior.
Frase de una ironía y de una profundidad en el núcleo de la filosofía, la más centrada en la inspiración científica, constatar que al final no tenemos una certeza sobre el mundo a través de la percepción de nuestros órganos.
Ahora el problema tiene un nuevo auge, no dentro de la filosofía, digamos de las ciencias que sigue desarrollando las paradojas del escepticismo y de saber como tenemos una certeza sobre el mundo, pero a partir de las neurociencias en la cual a partir de los ’80 la invención, la complicación del modelo chomskiano por XX, permite inventar una nueva guía de investigación, más se interesó al sistema de la visión declarando que lo que llamamos órgano y órgano de la visión, no puede ser, no hay que indagar sobre esto a partir del ojo.
El ojo es sólo una etapa y la menos interesante del tratamiento de la información de cómo en el mundo exterior sabemos donde están localizados los objetos, es decir, no define la visión a partir de un órgano biológico, que se puede examinar, ver como la retina tiene tal y tal propiedades, etc., pero a partir digamos de una reformulación de la pregunta aristotélica, las cuestiones gramaticales donde el cuerpo puede ubicar entonces en el espacio, como puede separar dos puntos y estar seguro como se relaciona con el cuerpo.
Y entonces su investigación es de localizar a través del cerebro, localizar los modos de tratamiento de la información a través de la red neuronal en su funcionamiento, el más amplio. Esto supone zonas de cortes por supuesto de la visión pero también del centro de las emociones, moviliza una serie muy amplia en el acto mismo de ver, y toda esta red y los algoritmos de tratamiento de información, la conexión que esto tiene con lo que se puede escribir como reglas de funcionamiento, y lo que no se puede escribir, todo esto define un módulo, la nueva descripción modular de los órganos.
Y después de esto en los veinte años que pasaron desde la publicación de los libros de Marx, tenemos ahora módulos por todo. Y fue publicado el año pasado un autor, inventó el módulo de los dioses, el módulo digamos teológico. Denex (por fonética) también hizo un libro así del mismo orden, de cómo explica por error de percepción o disfuncionamiento del módulo cognitivo del falso tratamiento de información que lleva a la creación de seres que no existen.
Hay módulos entonces para todo, y es lo que XX llamó el modularismo se vuelve loco, proliferación de módulos, y ninguno de ellos nos da tampoco la certeza de que tenemos la percepción del mundo que nos asegura que por ejemplo no hay seres falsos en nuestros módulos, porque producen disfuncionamiento y efectivamente siempre podemos ser en el sueño, en el error.
Para tranquilizarse en todos estos errores posibles a partir de la perspectiva del modularismo, hay todo un sector de las neurociencias que se dedica a una –se puede decir- investigación para reasegurarnos, tranquilizarnos. Con el poder de las imágenes de resonancia magnética, y ahora se inventaron aún más poderosos una imagen de resonancia magnética, pero conserva sólo los flujos de utilización, de circulación del agua dentro del cerebro, de los líquidos. Y permite esto tener una precisión veinte veces superior al sistema actual clásico.
Entonces todos los idólatras de las imágenes están encantados, no solamente tenemos aparatos fotográficos, sino que ahora van a permitir fotografiar el pensamiento (risas), un pensamiento fugaz, tac!, se pescó. Y efectivamente hay un nivel de relación del cuerpo con sí mismo que puede ser pescado por las imágenes tipo una IBM, antes que el sujeto tenga la mínima consciencia.
Se sabe que se hizo toda una filosofía sobre el hecho de que hay no sé cuántos segundos de distancia entre la intención de hacer algo y mover el brazo.
Toda esta investigación puede tener un uso fundamental. Por ejemplo están ahora algunos sectores de investigación, inventaron una silla para discapacitados, que permite a alguien con su pensamiento accionar un auxiliar. Es realmente el sueño de Freud, o la presentación de Freud, aún más ampliada. Y esto va a ser industrializado dentro de poco. Ya está. Y va a ayudar mucho a personas que no pueden, que han tenido circunstancias tales en la vida que no pueden tener órganos, y van a suplementarse sólo con esta posibilidad de aumentar la señal de detección del pensamiento de la intención. Esto es genial por supuesto.
Hay otro sector que se apasiona por reasegurarnos el sentido siguiente. Se muestra que antes de toda percepción consciente, sea auditiva, sea visual, hay una zona en la cual una percepción subliminal para la cual no tenemos ninguna percepción consciente, influye sobre nuestra posibilidad de acción. Por ejemplo, hay un laboratorio que ha detectado el hecho de que si uno al hacer ejercicio de traducción, si uno hace percibir de manera subliminal la traducción ya de antemano de una palabra, los que no han percibido, no han oído como tal, pero traducen más rápido. Entonces significa que de una manera o la otra han tomado conocimiento de esto.
Un japonés ha complicado la cosa un poco más. Los lectores de Lacan, y los que leen japonés, saben que en japonés hay dos modos de figuras, con los Hanzí, los caracteres chinos; y con el sistema alfabético.
Entonces han reunido a la gente y se hace el mismo sistema pero complicándolo en la percepción subliminal, pasa por un sistema de escritura y se pide en el otro de traducir, se le pone un Hanzí, después se le pone la palabra alfabética o al revés. Y también aquí se constata que la traducción va más rápida. Es decir que hay una percepción a nivel subliminal y muy complicada porque hay que pasar, hay que convertir un sistema de escritura en otro, difícil. Todo esto se hace sin ninguna consciencia.
Cuando digo, todo esto es el Yo para reasegurarnos, es que efectivamente no tenemos ninguna certeza que el mundo está. Tenemos preocupaciones conscientes sobre todo esto, pero hay que tranquilizarse porque a nivel inconsciente –entre comillas- a este nivel que no implica ninguna consciencia de la percepción, todo funciona. Estamos en la relación constante con el nudo, no lo sabemos, entonces podemos tranquilizarnos (risas).
Es esto que toca Lacan en su Seminario sobre “La Angustia”, en el cual dice, toda discusión sobre la causalidad al final se reduce a una certeza corporal.
Quiero citar precisamente, él dice: Pero mi brazo en tanto que puedo aislarlo considerándolo como tal, como intermediario entre mi voluntad y mi acto. Si me detengo en un momento a considerar su función es en tanto que un instante es aislado. Y quiere entonces mi brazo que lo recupere de una manera o la otra. Tengo que modificar el hecho de que si es mi instrumento, por lo tanto mi brazo no es libre. Tengo que defenderme contra el hecho no de su amputación, pero de su no control. El hecho de que por ejemplo un otro puede apoderarse de mi brazo, que me es posible transformarme en el brazo derecho o izquierdo de un otro cuerpo, o también el hecho de que puedo olvidarlo en el metro como un paraguas (risas).
Nosotros psicoanalistas sabemos lo que esto quiere decir, la experiencia de la histeria es para nosotros suficientemente significativa para que supusiéramos saber que esta comparación, entonces deja entrever que el brazo puede ser olvidado ni más ni menos que un brazo mecánico, no es una metáfora forzada, es la razón por la cual este brazo tengo que reasegurarme de su pertenencia a mi cuerpo con la función del determinismo. Gracias al determinismo, cuando olvido su funcionamiento, no es precioso saber que funciona de una manera automática, en un supuesto nivel inferior toda clase de reflejos tónicos, voluntarios, toda clase de aprendizaje me aseguran que él no va a escaparse, mismo si estoy desatento por un momento.
Espero que les suene ahora de otra manera después de haber hecho este recorrido a través del debate fundamental escéptico sobre el mundo, porque la experiencia del psicoanalista es que precisamente, cuando Popper y Carnac discuten sobre el hecho de levantar el brazo, cómo se articula, sabemos que en la histeria hay brazos que pueden paralizarse, que pueden ser de no uso durante un cierto tiempo, que pueden ser insensibles cuando todas las determinaciones funcionan, y sin ninguna percepción subliminal. Sabemos también que en la psicosis uno puede tener el sentimiento de que su brazo es instrumentado por una conspiración, le hicieron hacer esto, incluso es a nivel de la paranoia normal esto, tener la idea que podemos ser instrumentados por una voluntad mala.
La película en la cual el actor era utilizado para matar el presidente de Estados Unidos, y digamos, esta paranoia, más o menos normal, esta histeria también más o menos normal, en la obsesión que también conoce su relación con órganos en el cual el sujeto puede perder el control, vemos estas angustias de perder los órganos, y que la ciencia en su descubrimiento, en su desplazamiento de sus debates que han pasado de la epistemología, la más sublime, ahora a la construcción de laboratorios con aparatitos y aparatazones cada vez más grandes, más fuertes, más amplios, todo esto es una gran conversación, además de producir hechos, pero es una gran conversación para reasegurarnos que gracias al determinismo no vamos a olvidar nuestro cuerpo, que gracias a todos estos condicionamientos vamos a tener procedimientos de remiendo para nuestros momentos de inatención, para todo lo que nos pierde en la angustia.
La angustia que precisamente nos quita el uso funcional de nuestros órganos, la angustia es el momento en el cual, a pesar de todo mi recurso al determinismo, hay algo que se pierde de manera fundamental en mi cuerpo.
Y esta pérdida del uso del cuerpo, los afectos analíticos, emoción, la ilusión como el afecto que nos proporciona una acción como emocionado el cuerpo, se pierde la función de los órganos, digamos un exceso y el emoi, no he tenido discúlpenme tiempo necesario de averiguar la traducción en el Seminario, (emoción, gracias) entonces es el momento de detenimiento. Y retoma estas maneras en el cual el cuerpo padece de estos momentos que son momentos de certeza de que si el mundo nos invade de una manera tal que ninguna función de los órganos puede estar a la altura de lo que se pide a este cuerpo, de la pregunta de qué quieren de mí?, de mi cuerpo?.
La angustia, este momento en el cual tengo una sensación corporal como tal, un acontecimiento del cuerpo, el momento en el cual pierdo el uso de todas las funciones posibles que se pueden describir gracias a estas perspectivas científicas, cuando pierdo de manera radical entonces sí tengo la certidumbre de existir, y que haya un mundo.
En este sentido la angustia es la inscripción fundamental, la única certidumbre que nos permite salir de toda paradoja escéptica, es la semántica particular de la angustia en la perspectiva que nos proporciona Lacan, que inscribe de una manera inolvidable nuestra presencia al mundo. Y es una inscripción que no es una inscripción que se puede reducir a un aprendizaje, un condicionamiento como Campbell (por fonética) el médico investigador y filósofo, trata de deducir nuestro comportamiento pensando que tiene un paradigma que puede explicar y dar cuenta de nuestra relación con el mundo, sólo que el condicionamiento podría dejar huellas, reflejo condicional o no, nuestros reflejos del cual habla Lacan en este Seminario de “La Angustia”, pero hace del aprendizaje sobre el modelo de reflexión condicionado, toda una construcción que supuestamente podría dar cuenta de los fenómenos subjetivos en su conjunto, el más amplio. Y especialmente Campbell considera que la angustia se reduce a una incapacidad de responder según el condicionamiento previo. Entonces uno es condicionado a responder a esta situación, la situación lo desborda, no puede responder. En qué esto está vinculado con el desbordamiento global del cual testimonia la angustia en la experiencia analítica.
En toda perspectiva de los aprendizajes esto supone que el aprendizaje deja una huella que puede ser específica. Es el interés de los investigadores más recientes –Campbell, que es un hombre grande, ha publicado sus memorias- los investigadores más actuales acentúan el hecho de que la paradoja es que lo más que se sabe a nivel de gobernar de los aprendizajes, uno descubre que es particular, y que hay una plasticidad de las inscripciones de estas huellas que permiten reescribir el condicionamiento, así que no se puede considerar de manera fija. Y hay neurólogos que se dedican a esto, y uno de nuestros colegas, un psicoanalista, sigue este tipo de trabajos.
La cosa fundamental es que la inscripción, toda perspectiva de inscripción se topa sobre dos temas, el primer tema es que no hay con esta reinscripción infinita de los condicionamientos la posibilidad de asegurarse de que efectivamente un sujeto actúa según el condicionamiento, está siempre actuando con la multiplicidad tal que no se puede definir en términos de una regla precisa que pudiera asignar un comportamiento en cuyo condicionamiento, sino a nivel más básico.
El segundo problema es lo que en lingüística es el problema de la infinitud de la producción de los mensajes. Como si pensar de la relación del sujeto con la lengua a partir de un condicionamiento cuando alguien es capaz de reconocer frases que nunca ha entendido. Eso es lo que John S. puso como crítica fundamental al behavorismo, y que él llamó como el problema de la competencia, lo que él llamó entonces la competencia lingüística, decir un sujeto en su lengua por las lenguas que puede hablar, es capaz de reconocer frases siempre nuevas, frases que nunca ha entendido. Pero lo que en lingüística se nombra es más bien una falla que Lacan llamó epistemosomática. El saber no puede pensarse inscripto dentro del cuerpo. Hay en estos fenómenos de infinitización, hay una falla, hay una hiancia entre lo que se puede pensar como funcionamientos de órganos, incluso del supuesto órgano de la lengua del cual Chomsky pensó en un momento dado con la hipótesis abandonada, es esta hiancia epistemosomática en la cual se inscribe si la percepción, la más segura que tenemos, de la angustia, es esta percepción que nos permite despertarnos de lo que sería sino el sueño cientificista en el cual nos proponemos, algunos nos proponen de vivir.
Un sueño en el cual podíamos considerarnos como máquinas, con funcionamiento asegurado, y si no es asegurado se podían cambiar las piezas sueltas de manera tal que pudiera funcionar de nuevo, de manera normal, asegurándose una presencia normativa al mundo como tal. Esto es un sueño cientificista. Se realiza también este sueño. La transformación de nuestro mundo en una sociedad de vigilancia, las cámaras de vigilancia omnipresentes, la identificación biométrica que permitiría hacer finalmente la distinción entre lo que se llamó la sociedad del espectáculo, la idolatría de las imágenes para reasegurarnos sobre la transparencia del mundo, la vigilancia por cámara que se añade a la televisión, el cine, etc., esa es la nueva pantalla omnipresente de la sociedad de las imágenes, ideal de transparencia, y que al final el cuerpo precisamente identificado de manera biométrica permitiría una transparencia y una asignación de cada uno de nosotros a su lugar determinado en el funcionamiento general del panóptico utilitarista del sueño cientificista.
La buena noticia es que gracias a la angustia nada de esto va a funcionar (risas). Aplausos.

Cecilia Trucco: Invitamos al auditorio a hacer las preguntas. Los que tienen preguntas escritas me las pueden acercar.
La primer pregunta es una pregunta de una docente de la Cátedra. Qué hace que Lacan prefiera no mantener el dualismo pulsional freudiano y hable de la pulsión?.

Eric Laurent: Gracias por esta pregunta que nos remite a los textos, al comentario preciso sobre esto. Lo que se necesitaría sería tener el texto al cual usted se refiere cuando plantea esta pregunta.
Podría contestar de dos maneras. La primera es que Lacan habla de la pulsión porque hace de esto un concepto fundamental del psicoanálisis, y que en sus dos aspectos se pueden nombrar también al singular porque como estructura de funcionamiento, la pulsión con su fuente, con su dirección, con el giro de la pulsión, el retorno de la pulsión sobre el cuerpo que gira alrededor de un objeto, esto funciona al mismo tiempo para asegurar procedimientos, digamos asegurar la satisfacción del cuerpo en los dos aspectos, los que son más acá del límite del principio del placer, y los que son más allá. Es decir, con el mismo aparatito de la pulsión, el cuerpo se goza a sí mismo gracias a un objeto y con esto se puede obtener satisfacciones, pero también hasta matarse. Así que con la pulsión se puede designar las dos vertientes. Entonces primera respuesta sí, Lacan habla de la pulsión. Segunda respuesta, Lacan mantiene perfectamente el dualismo pulsional freudiano. Saca la diferencia entre lo que es el lado que permite la vida, y que la hace desaparecer, pero incluso la palabra misma autoriza esta pregunta muy legítima.
Lacan habla de goce, (refiere una palabra en francés) palabra que no existe en la lengua inglesa, problema que hace que los americanos, no tienen problema para gozar (risas), pero tiene problema de traducción, entonces hablan de jouissance, y para ellos es tan excelente que las otras palabras que se han retomado del francés en general designa actividades de galantería a muchos niveles, bonjour mademoiselle, etc., entonces jouissance es algo más que se instaló en el panorama de estas extracciones, y efectivamente jouissance designa al mismo tiempo lo que es el placer y el más allá. Entonces hay que mantener el conjunto de estas respuestas para que el diálogo Freud-Lacan sobre este punto sea fructífero.

Cecilia Trucco: Una pregunta de un alumno que me parece que propone debate. Qué pasa con los ataques de pánico cuando la angustia pueda hacernos perder la certeza del propio cuerpo?.

Eric Laurent:
Muy bien, es exactamente esto, la certeza es que hemos perdido todo. Hay una certeza dentro del ataque de pánico, la certeza que precisamente el mundo se pierde, hay una presencia en el mundo, con el mundo, que ningún funcionamiento del cuerpo puede acotar.
Los ataques de pánico, significante moderno, es de la clínica de la nueva mirada del DSM, es un significante muy útil el ataque de pánico, y en el que creció la clínica de la angustia designando precisamente el carácter errático de estos ataques fuera de un sistema de representación, cuando la angustia se presenta vinculada de otra manera al cuerpo, en la histeria de angustia o en la angustia obsesiva digamos de la inminencia.
Tenemos la que en este tipo de presencia, un modo particular, y que hace parte la clínica de la angustia que Lacan desarrolló, por ejemplo cuando dentro de su texto sobre “La juventud de Gide” habla de los tres momentos en el cual en sus memorias Gide habla de que tuvo crisis de angustias tales, él dice que tuvo la certeza de la presencia de un otro mundo, de otra realidad.
Y Lacan critica la crítica actual, la crítica psicoanalítica de su época, de no poder dar cuenta de la particularidad de esos tres momentos aislados así que atravesó Gide. Eran tres ataques de pánico. Y nada mejor para que un sujeto pudiera, debajo del velo de las apariencias, tener la idea que hay algo que no tiene representación y que se presenta.

Cecilia Trucco: Existiendo los antidepresivos y demás fármacos, cómo se anoticia al mundo de la angustia?.

Eric Laurent: El mundo de la angustia se entera mucho de esto, ahora creo que nadie no ha hecho uso de un antidepresivo, un ansiolítico. Entre nosotros, hay personas que nunca ha utilizado ningún hipnótico, un antidepresivo, hay alguno? (risas). La mayoría sí.
Ahora, cual sea la audiencia, todo el mundo ha hecho uso de todo esto. El problema es que esto no calma la angustia. El problema es que ha pesar de todas estas buenas noticias de la ciencia que hay que utilizar, porque cuando el mundo se vuelve insoportable, a veces uno necesitaría la presencia veinticuatro horas al día de algo que podría calmarlo. Y cuando se presenta con esta intensidad la otra realidad, uno busca el huequito para esconderse, o está completamente en el hueco. Y entonces la presencia al lado veinticuatro horas al día del ser amado que podría calmar esto, hay algunos sujetos fóbicos que consiguen esto, ir por el mundo con la mano del otro (risas), consiguen esto, y vienen efectivamente con antidepresivos y ansiolíticos, con todo esto, pero con el otro de la mano. Y el doctor no consigue convencer de que hay que dejar la mano del otro y conformarse con su medicación, déjelo al otro un poco en paz (risas).
Y este mundo de la angustia del cual vivimos, a veces felizmente tenemos el apoyo, pero es un apoyo parcial de toda esa medicación que ayuda puntualmente. Antes de la medicación qué es lo que se hacía?, antes había que encerrar a alguien con o sin el apoyo que podía tener pero con la contención fantástica, ahora se alivia esto con los fármacos, pero no alivia la angustia de vivir que sigue una presencia cada vez más urgente en nuestra civilización. Así que al mismo tiempo tenemos dos fármacos de hoy, los que van a venir mañana; y también la angustia de hoy y de mañana (risas).

Cecilia Trucco: Si puede explicar un poco más la frase el saber no puede pensarse inscripto dentro del cuerpo.

Eric Laurent: Dicho así, hay que elaborar más, no quería dejarles con la idea de que el saber no puede pensarse inscripto dentro del cuerpo de una manera así, no puede pensarse inscripto del todo dentro del cuerpo, pero hay un saber del cuerpo y dentro del cuerpo, pero no es el mismo tipo de saber que el saber de la civilización. Pero lo que son el saber, las certezas del cuerpo, sí hay huellas distintas, y que funcionan como certezas de este cuerpo, las certezas de goce, las modalidades del goce del cuerpo son ciertas, son limitadas, y precisamente en esta clase de sujetos que tienen una relación con lo que se llama la perversión, el guión del goce es de una fijeza, es de una elaboración, es de una precisión que es de un saber. Este cuerpo tiene la certeza de que su goce se lo tiene que proporcionar de una manera, y esto es el nivel del saber, es el saber conseguido como condicionamiento o un saber hacer reflexivo o basado en cualquier perspectiva de ese orden, la idea de poder hacer la dirección entre todos los que habría que saber para moverse en la civilización, del modo de condicionamiento y aprendizaje, es esta perspectiva que califico cuando digo el saber concebido así no puede pensarse dentro del todo.

Osvaldo Delgado: Justamente en relación a esto que acaba de responder, hay un párrafo muy importante del texto de Freud de “El Yo y el Ello”, Capítulo II, cuando Freud se está refiriendo a la evaluación del Yo con la superficie del cuerpo, está diciendo que el Yo sobre todo, una esencia cuerpo, no es sólo una esencia superficie, sino es mismo la proyección de una superficie.
Pero el mismo Freud en un párrafo inmediatamente luego de este dice lo siguiente: La psicofisiología ha dilucidado suficientemente la manera en que el costo propio cobra perfil y resalto desde el mundo de la percepción. También el dolor parece desempeñar un papel en esto, y el modo en que al raíz de enfermedades dolorosas, uno adquiere nuevas noticias de sus órganos, es quizás arquetípico del modo en que uno llega en general a la representación de su cuerpo propio.

Eric Laurent: Es un párrafo crucial y sobre el cual Lacan meditó mucho. Efectivamente Freud insiste sobre esto, el cuerpo es superficie.
Esto se puede comentar del lado de los aparatitos y los esquemas que Freud proporciona en “El Yo y el Ello”, proyección precisamente neuronal del cuerpo, la imagen del cuerpo, de los años ’20, era un gran descubrimiento, y especialmente era el profesor de neurología de la facultad de Viena que hizo las investigaciones cruciales que llegaron a aislar la manera en la cual neurológicamente, creo que se llamaba Silder (por fonética) si me acuerdo bien, nombre predestinado, el tipo descubrió la proyección sobre una superficie del cuerpo como superficie. Pero Freud dice que se puede comentar también de otra manera, con el narcisismo el cuerpo se conoce de manera, la más cierta, a través de su imagen, no de la imagen neuronal sino de la imagen del espejo. Y no tiene este cuerpo una representación de la profundidad interna sino cuando tiene dolor o cuando goza de ese cuerpo de manera inevitable. Uno puede gozar de sus órganos con el dolor, gozar más allá del placer con sus órganos, lo descubre y también con los fármacos o con las drogas, uno descubre dentro de sí recursos para gozar que son más allá de la imagen.
La mejor manera de gozar de los receptores dentro del espejo es probar antipsicótico. El antipsicótico toca estos receptores, pueden entonces alcanzar un goce particular de un órgano, una sinapsis. Los antidepresivos nos hacen gozar también el hecho de controlar la serotonina, nos hacen gozar de una manera muy desinhibida, ni hablar de la dopamina (risas).
Se puede efectivamente gozar de estos aparatos del cuerpo, producen efectos particulares. Entonces la superficie de la superficie es toda la perspectiva de criticar desde el narcisismo que habla Lacan, que a través del síntoma, propone el síntoma como el instrumento que nos permite tener un conocimiento del cuerpo más allá de la imagen. Y esta perspectiva abre investigaciones, perspectivas absolutamente cruciales para el diálogo con Lacan.

Cecilia Trucco: Agradecemos una vez más la presencia de Eric Laurent (aplausos).